Arquitectura de película

AutorBárbara Cardona

Antes, estos edificios contaban historias en su interior, a través de películas; hoy lo hacen por medio de su construcción... o lo que queda de ella.

Los cines Monterrey, Lírico, Elizondo y Reforma son algunos ejemplos de inmuebles monumentales a los que se iba no sólo a ver cintas, también su fachada.

Hoy sólo los primeros dos sobreviven, aunque sin la dignidad que los revistió en sus años de apogeo.

Estas construcciones permiten a las nuevas generaciones conocer el estilo de vida y las tendencias arquitectónicas que existieron en Monterrey.

"Conservarlos es preservar la memoria de esas épocas", señala Carlos Ortiz, del despacho de arquitectura CO2 Taller.

El también presidente del Colegio de Arquitectos de Nuevo León agrega que el cambio en el estilo arquitectónico de los cines se debió a la dinámica del consumo.

Contar con aire acondicionado y cajones de estacionamiento también motivaron la metamorfosis en el tipo de salas, coincide el doctor en arquitectura Armando Flores.

"Es sorprendente entender que en el Cine Reforma o en el Cine Monterrey cabían más de 5 mil personas sentadas", menciona Flores.

Además, su costo y confort dependía del nivel donde te sentabas y era de permanencia voluntaria.

Para contextualizar, en el Auditorio Pabellón M, por la Avenida Constitución, caben alrededor de 4 mil personas.

El Cine Lírico comenzó como un teatro, luego se adecuó como cine, después se dividió en salas y en su última etapa operó como cine para adultos.

"Pero todas esas fases y etapas también son confesionales, también hablan del tiempo, de la demanda y de las costumbres", señala Flores.

El edificio, que abrió sus puertas en 1925, tiene una tendencia un poco neoclásica.

En cambio, el Cine Monterrey, de 1947, cuenta con un estilo art decó y streamline.

De ambos cines aún se conserva su fachada y pasaron de albergar cinéfilos a comerciantes.

Paradójicamente, estos inmuebles son los que han corrido con mejor suerte.

Por donde estaba el Cine Elizondo ahora se encuentra la Fuente de Neptuno, en la Macroplaza.

La construcción, de 1943, se caracterizó por un interior con arte asiático.

"Inclusive se anunció como el lugar más seguro.

"Que si se bombardeaba la ciudad, se decía en la publicidad, que el único lugar seguro era el Cine Elizondo por su estructura de concreto y por otras características", comenta Flores.

Otro de los cines que no tuvo un final feliz fue el Cine Reforma, ya que fue un incendio, en septiembre del 2006, el que dañó totalmente...

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