'Mi arquitectura es irrepetible'

AutorMarco Antonio Mata

En la explanada del Heroico Colegio Militar, una de sus principales obras, sucedió el encuentro con el arquitecto mexicano Agustín Hernández: 97 años a cuestas, de andar seguro, el cigarrillo inseparable y una voz clara que trae al presente tantos recuerdos.

Ese extenso lugar, donde se preparan los jóvenes que se integrarán a las fuerzas armadas del País, se inauguró hace 45 años. Tras el fallo de un concurso en favor del equipo "Tlapechicalli", que encabezaron el propio Hernández y Manuel González Rul, comenzó el sueño de su construcción.

"¡Que bárbaro!, se mantiene firme. Yo me preocupaba mucho por el cálculo, que estuviera muy firme, le decía a los ingenieros: 'vamos a acabar en el campo número uno si no se portan bien'.

"Nunca había estado sentado aquí, en mi casa; por los clarines me siento como un cadete", comentó emocionado el creativo, quien anoche fue distinguido en la quinta edición del Premio Firenze Entremuros con un reconocimiento a su trayectoria profesional.

Luego de adjudicarse el certamen para la creación del Colegio Militar, el 21 de septiembre de 1973, Hernández fue invitado por el entonces Presidente Luis Echeverría Álvarez para sobrevolar en helicóptero un terreno que le agradaba para ese proyecto. Desde lo alto, el mandatario le señaló con el dedo hacía abajo un extenso lugar en la zona de Tlalpan, entre la carretera México-Cuernavaca, y le dijo: "Ahí quiero el Colegio Militar".

"Tiempo después, el Secretario de la Defensa quería lograr una plaza con enormes dimensiones y me dijo: 'yo quiero dos veces el mismo espacio del Zócalo aquí', yo había propuesto pasto para este lugar pero el General mandó: 'Todo que sea como el Zócalo, pavimentado', 'pues ni hablar mi General, así se hará', le respondí".

El artífice es egresado de la otrora Facultad de Arquitectura, un edificio antiguo del Centro Histórico, conocido en esos años como la Academia de San Carlos, donde tuvo de profesores a personalidades como Mario Pani y Enrique del Moral.

Pero no fueron ellos las únicas figuras de quienes aprendió, departió, intercambió puntos de vista e incluso rivalizó en algunos proyectos, pues talentos como Luis Barragán, Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo Legorreta y Teodoro González de León marcaron con él una época importante en la arquitectura mexicana.

Durante su carrera, precisó Hernández, desarrolló una arquitectura muy conservadora, pues sus clientes no se atrevían a ver espacios distintos. Su modus vivendi, indicó, era controlar sus...

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