Un arquitecto de la origamia

AutorJorge Ricardo

"¿Tú eres Adamo Boari?", le preguntan cuando miran cómo el Palacio de Bellas Artes, con su pórtico, sus columnas y su cúpula, se levanta sobre una hoja de papel, como una tarjeta navideña. Junto a la obra, Fernando Díaz Ziehl recorta también el nombre del arquitecto italiano.

"Si yo fuera Adamo Boari, que es el que hizo el Palacio de Bellas Artes, ya estaría muerto", les responde.

Díaz Ziehl es un hombre delgado, de 61 años, que hace 18 dejó todo, oficina, constructoras, obras de cemento, para dedicarse a lo que llama arquitectura en papel, una labor interesantísima o desquiciante.

Se trata de cortar y doblar, hacer cortes milimétricos, dobleces exactos en una simple hoja de papel para que se eleve lo suficiente hasta tomar volumen. El Palacio de Bellas Artes, la Torre Eiffel, el Museo Anahuacalli, el Hemiciclo a Juárez y el Palacio de Chichén Itzá han pasado por sus manos.

Si en el último corte se le va la mano, empieza de nuevo. "He desechado kilos y kilos de papel en un afán de lograr la perfección. Es un trabajo obsesivo y absorbente que, si no lo solucionas en el día, se te queda y puedes no dormir. Es terrible, tan terrible que dejé todas mis actividades para dedicarme a esto", comparte.

Hace 18 años, un amigo le mostró un video de Masahiro Chatani, el japonés que inventó la "arquitectura origámica", y el mexicano supo que quería hacer eso, ser como un ave. "El ave es un ser menos desarrollado, pero tiene el concepto de tercera dimensión porque lo ocupa para volar. Los hombres no lo tenemos...

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