Aromas catalanes

AutorEduardo Plascencia

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BARCELONA.- Las uvas Picapoll, Garnacha Blanca, Garnacha Gris y Malvasía son recuperadas por jóvenes productores para elaborar vinos con una nueva filosofía enológica.

"Las bodegas grandes y pequeñas de muchas denominaciones de Cataluña dedican parte de su presupuesto a la investigación de los códigos genéticos de las uvas que estaban por extinguirse con la finalidad de impulsar su plantación.

"De esos experimentos hoy se producen etiquetas que respetan los sabores del territorio catalán, que son los del bosque bajo del Mediterráneo con aromas a pino, romero, hinojo, garriga (planta mediterránea) y una piedra llamada licorella", señala Josep Baeta, sommelier y promotor de los vinos catalanes.

Uno de los rescates de cepa (uva) con mayor trascendencia fue realizado por la vinícola Can Feixes, que recuperó la uva blanca Malvasía de Teitges que hace 10 años sólo era sembrada en un convento en la región de Teitges.

Tras negociar con las monjas se consiguieron pies de vid para plantar en la bodega y apenas en 2009 hay producción suficiente para que los enólogos experimenten en la creación de nuevos vinos, señaló Josep Huguet, propietario de esta vinícola.

Para cuando el actual enólogo de la bodega Abadal, Joan Soler, llegó hace más de un lustro a la denominación de origen (D.O.) Plas de Bages, ubicada al noroeste de Barcelona, su prioridad fue recuperar la variedad blanca Picapoll cuyos últimos viñedos fueron abandonados por no ser rentables para los productores.

Después de negociar con los viticultores, Soler adquirió las plantaciones y decidió realizar estudios con empresas francesas para desarrollar una vid más resistente a los cambios climáticos.

Desoués de dos años de experimentación consiguió embotellar el único vino monovarietal (de una sola uva) de Picapoll.

A la par, las productoras catalanas con mayor peso en el mundo (Freixenet y Torres) realizan programas de capacitación y apoyo financiero, logístico y de organización a pequeños viticultores que ofrecen espacio para plantar las variedades en extinción.

Estos cambios están impulsados por una joven generación de enólogos que buscan renunciar a la excesiva complejidad de las barricas, la sobreutilización de uvas francesas y el enmascaramiento de los sabores del territorio que eran características que se encontraban en los vinos catalanes hasta hace 10 años.

Además de Soler, personajes como Delfí Sanahuja, de la casa vinícola Castillo de Perelada en la D.O. Empordá (en la frontera...

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