Arman negocio del escándalo

AutorRaymundo Zamarripa

En el 2015 llegará a su término el contrato que las estrellas de Keeping Up with The Kardashians firmaron en el 2012 y por el que, de acuerdo con reportes periodísticos, se embolsaron más de 40 millones de dólares por tres temporadas del reality show.

Esta semana se estrenó la novena de ellas a través de E! Entertainment Television, como siempre bajo la producción ejecutiva de Ryan Seacrest y de Kris Jenner, matriarca de la familia más mediática de los últimos tiempos.

Sin importar cuán desechables sean, estas figuras "famosas por ser famosas" se han ganado al público perfeccionado el arte del exhibicionismo en todas sus vertientes.

MINA DE ORO

A lo largo de más de seis años, la clave del éxito de las Kardashian se fincó en la fama que ganó Kim de la noche a la mañana y se ha mantenido y diversificado gracias al colmillo de Kris para obtener un beneficio de cada nueva anécdota o escándalo familiar.

Al arrancar la novena temporada vemos cómo el matrimonio de Kris y Bruce atraviesa por una crisis que termina en separación, ante el reclamo de sus hijas.

El compromiso matrimonial de Kim y Kanye será uno de los momentos cumbre en la temporada, lo que podría aclarar si el rapero y la pequeña North formarán parte del programa o no.

Además, las integrantes más jóvenes del "klan" comienzan a despuntar y llamar la atención por cuenta propia.

Es un hecho que, mientras tenga rating, la vida de estas peculiares hermanas y su mamá continuará siendo tema de conversación gracias a su fama bien ganada: la de ser celebridades desechables e inútiles.

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