Homero Aridjis / La revolución de la evolución

AutorHomero Aridjis

2009 es el Año Darwin, el 200 aniversario de su nacimiento y el 150 aniversario del libro que revolucionó la visión del hombre y su lugar en el universo.

Charles Darwin nació en Shrewsbury, Inglaterra. Dejó la carrera de medicina para dedicarse a la teología en la Universidad de Cambridge, donde, además de coleccionista de coleópteros, y entusiasta de la botánica y la geología, fue presidente del Club de Los Glotones, dedicado a comer "aves y animales hasta entonces desconocidos por el paladar humano". En 1831 su destino cambió cuando el capitán Robert FitzRoy lo invitó a viajar por Sudamérica como naturalista sin sueldo a bordo del HMS Beagle.

Durante los cinco años que duró su viaje por la costa atlántica, el Estrecho de Magallanes y la costa del Pacífico, con excursiones al interior del continente, pudo observar la conducta animal en su entorno natural y la relación entre los animales y su ambiente. Por esto se le considera el precursor de la etología y la ecología. Lo que más le llamó la atención fueron unas islas a casi mil kilómetros de la costa de Ecuador, las Galápagos. Cada isla tenía su especie de tortuga gigante, e identificó a 13 especies de pinzones. De regreso a Inglaterra escribió el Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo (en el navío de S.M. Beagle), 1845. De los Galápagos dijo: "Este archipiélago se compone de 10 islas principales, de las cuales cinco son mayores que las restantes... Todas las islas están formadas por rocas volcánicas... La mayor parte de los seres orgánicos que en ellas viven son aborígenes, y no se encuentran en ninguna otra parte... Este grupo de islas viene a constituir un pequeño mundo aparte o, como si dijéramos, un satélite dependiente de América". De su encuentro con las tortugas, en la isla de Chatham, contó: "Brillaba un sol abrasador, y era fatigosísimo el caminar por un suelo tan quebrado, teniendo que atravesar espesas malezas; pero me vi bien remunerado por el extraño paisaje ciclópeo. En mi excursión tropecé con dos grandes tortugas, cada una de las cuales pesaría al menos 200 libras; una de ellas estaba comiendo un trozo de cactus, y al acercarme me miró y se alejó lentamente; la otra lanzó un fuerte rugido súbitamente, y metió la cabeza debajo del caparazón. Estos enormes reptiles, rodeados de negra lava; los arbustos sin hojas y los grandes cactus, me transportaron con la imaginación a un paisaje antediluviano".

Durante más de 20 años de estudio desarrolló su teoría de la...

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