Argullol: Geografías imaginarias

AutorSergio R. Blanco

Observador, paseante, filósofo; a veces es poeta; otras, novelista. Está fuera de casa y, no obstante, se siente en casa en cualquier parte. Su pasión es desposarse con las multitudes. Es el pintor de las circunstancias que sugieren lo eterno. Así definía Charles Baudelaire (1821-1867) al "flâneur", ese viajero que deambulaba por la ciudad decimonónica sin otro propósito que el de mirar su metrópolis, como un detective involuntario o un botánico urbano. Era el paradigma del artista de la modernidad. Walter Benjamin (1892-1940) retomó el concepto en "El libro de los pasajes", un ambicioso proyecto inacabado en el que trabajó desde 1927 hasta su suicidio en 1940. En sus páginas, el autor fungía como un "flâneur" que coleccionaba las imágenes de los escaparates parisinos como fragmentos alegóricos de la realidad.

Rafael Argullol (Barcelona, 1949) no pensó en ese caminante cuando escribió su libro más reciente, "Visión desde el fondo del mar" (Acantilado, 2010), definido por la crítica española como un "viaje de viajes" y comparado con el libro oracular chino del I Ching o con la Biblia. Pero al mirar en perspectiva su volumen de mil 200 páginas, concebido como una trama de espacios y tiempos, Argullol se reconoce como un "flâneur" global.

"En efecto, yo juego ese papel de viajero, de paseante, de 'flâneur', pero en un escenario que ya no es el de los pasajes de Benjamin, sino un espacio en el cual yo mismo me he permitido arrancar con el genoma humano. La ciudad ya no es París, ni Nueva York, ni Berlín: el paralelismo es que mi libro podría ser un Libro de los pasajes en la ciudad que son todas las ciudades", responde. Visión desde el fondo del mar, que va por la tercera edición desde que salió a la venta hace dos meses, recorre las experiencias vividas por el autor a lo largo de varias décadas por casi todas las latitudes del planeta. Pero no es un libro de viajes, puntualiza, sino un libro "del viaje". En las páginas, Argullol concilia el mundo de las sensaciones y de las imágenes, va de lo íntimo a lo universal y viceversa, saltando de tiempo y de espacio, utilizando un amplio espectro de registros literarios, desde la crónica periodística -en el vértice del ruido y la velocidad- hasta la escritura poética -en la tesitura del silencio y la lentitud- como si llevara las teorías de la física cuántica a la literatura. Él mismo ha definido esta técnica como literatura transversal.

En el volumen, Argullol parte de la idea de que los seres...

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