Argonáutica / El urinario

AutorJordi Soler

Acaba de hacerse una encuesta en Inglaterra sobre la obra de arte más influyente del siglo 20 y la ganadora fue la pieza más famosa de Marcel Duchamp que es, para quien no esté al tanto, un mingitorio blanco estándar firmado por él mismo.

Este emblemático urinario obtuvo el 67 por ciento de los votos, le ganó a Las Señoritas de Aviñón de Picasso y a las Marilyn coloreadas de Andy Warhol, que quedaron en segundo y tercer lugar respectivamente, según el ojo crítico de 500 especialistas ingleses; especialistas en arte pero también en urinarios y en puteros, como el sitio donde tiene lugar la escena de las señoritas pintadas por Picasso.

Darle el primer lugar al mingitorio de Duchamp es un acierto, difícilmente puede imaginarse una obra más rompedora en 1917; quizá nada más aquella obra contemporánea suya de la niña vestida de primera comunión que recitaba poemas obscenos en el baño de hombres de una galería, entre dos mingitorios idénticos a la obra reconocida.

Pero aquello era una obra in progress, una niña que crecía y que hoy debe ser una viejita muy alejada de la obra que fue, nada que ver con la juventud permanente del urinario que, casi 90 años después, conserva su línea, su blanco profundo, su loza lozana.

Bueno, Las Señoritas de Aviñón en segundo lugar son otro acierto; las "seños" que frecuentaba Picasso y que en agradecimiento, como era decente hacer, se puso a inmortalizar en un cuadro.

"Duchamp es seguramente el hombre más inteligente y más molesto de la primera parte del siglo 20", decía el poeta André Breton, líder del grupo surrealista al que Duchamp y su urinario pertenecían.

Y un lúcido periodista del "Daily Telegraph" escribió hace...

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