Argonáutica / El ojo en el cielo

AutorJordi Soler

Fabricio, el personaje de la Cartuja de Parma de Stendhal, está encerrado en una celda en las alturas. Desde ahí alcanza a ver cómo Clelia da de comer a los pájaros. Clelia aparece todos los días, a cierta hora, en el espectro visual de Fabricio, pero ella no puede verlo a causa de la altura y la configuración de la celda. El personaje de Stendhal dice: "Si consigo sólo verla soy feliz. No -añadió-, hace falta también que ella vea que la veo".

En la otra esquina tenemos a José, que es un cubano, balsero, que ha sido encerrado en una jaula, que no es alta como la de Fabricio, en el zoológico de Santa Fe. Abajo de la jaula, que está en la zona de los primates, puede leerse el nombre de la especie : Homo sapiens sapiens. José se vuelve la atracción más importante del zoológico; la gente, antes de ir a ver a los leones o a los hipopótamos, pasa por enfrente de su jaula. El chef de un restaurante famoso visita su jaula para cocinarle, un modisto le hace kimonos para que los exhiba mientras le da vueltas a su celda. Alguien dice: "Al cubano le gusta comer rico, oír las noticias y matar el tiempo". Entonces las autoridades del zoológico deciden que hay que poner un radio en la celda de José. Más adelante el narrador de esta historia nos cuenta: "las escuelas llevaban a sus alumnos para que conocieran de cerca al único animal que sueña, al único animal que ríe y llora".

Todo esto sucede en La Fábula de José, la novela más reciente de Eliseo Alberto, que en realidad se llama Lichi.

Un día se acerca una mujer a la jaula y le dice a José: "Anoche pasaron un reportaje por la tele. Eres famoso. Entrevistaron a tu hermana. Contó lo de las balsas. El temporal. Los tiburones. ¿Es cierto que le salvaste la vida".

En alguna de las páginas de esta fábula viene la justificación para este acto injustificable de meter a un hombre en una jaula de zoológico: "si hay gorilas dictadores, cancilleres burros y buitres en la bolsa de valores, ¿porqué alarmarnos al ver un hombre en la jaula del zoológico?".

Una línea más de Lichi que puede ser murmurada, o gritada, según la necesidad de autoanálisis que tenga cada quien: "el miedo más miedo de los miedos es el miedo a ser feliz".

Hace una semana la fotografía de Elián González, el balserito, el eleguá, o el cubano de la discordia, según la lectura que se le aplique, ocupó la primera plana de casi todos los periódicos. En esa foto podía verse a un soldado con indumentaria de Rambo, extrayendo al aterrado balserito de un...

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