ARGONÁUTICA / La memoria

AutorJordi Soler

Hace unos días iba a bordo de un avión, rumbo a Berlín, haciendo notas sobre la memoria, un tema del que quería hablar en esa apasionante ciudad donde, precisamente, la memoria, tiene una presencia apabullante. Hacer notas sobre la memoria es ya un fracaso, lo propio sería memorizarlas, no escribirlas. Mis notas no eran sobre la memoria colectiva de un pueblo hiperconsciente de su pasado inmediato, como el alemán, sino de la memoria individual con la que trabajamos los escritores. Como era un vuelo raro, un jueves a mediodía, iba yo sentado solo en una fila de tres asientos que inmediatamente colonicé con mi instrumental de escritor: un saco de tweed para el otoño alemán, un cuaderno, dos bolígrafos de marca delirante (uni-ball eye fine), tres libros (uno para leer durante el viaje, otro por si me decepcionaba el primero y el otro por si me decepcionaba el segundo), dos periódicos (El País y Le Monde) y mi teléfono celular encendido (ahí veo qué horas son y, además, no me gusta que una señorita me ordene que lo apague, y encima desobedecerla me produce un oscuro placer). Ahí, en mi islote presurizado a 10 mil metros de altura, anoté en el cuaderno: Decía Baudelaire que la memoria es "una imaginación muy viva".

Pensaba, por supuesto en la memoria literaria, en esa memoria que a los novelistas nos sirve como instrumento para la escritura o, para decirlo en términos anatómicos, como el músculo de la imaginación. La memoria de los novelistas es una memoria individual, única, que se va deformando, transformando y metamorfoseando con el paso de los años. Una imagen en la memoria personal del novelista, digamos, un caimán soso a la orilla del río puede haberse convertido, cuarenta años más tarde, en un cocodrilo salvaje que funcione perfectamente en la novela que está escribiendo. Esta memoria cambiante y movediza es perfectamente legítima en el quehacer de un escritor de historias de ficción. Mientras más contaminada esté la memoria, cuanto más haya sido infectada por la imaginación, mejor memoria literaria será. Un recuerdo en el fondo de la memoria, que sale a la luz cuarenta años más tarde, sale lleno de zonas oscuras que la imaginación del escritor debe...

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