Argonáutica / El vuelo

AutorJordi Soler

Mientras usted sostiene este periódico, cómodamente sentado en su sofá, yo voy volando en un avión rumbo a México, apretujado en un asiento, viendo distraídamente una película pésima, leyendo un libro estupendo o dando ocasionalmente una cabezadita. Sobre todo voy deseando que no venga entre nosotros el cantante Melendi, ese hombre que, como bien sabrán ustedes, hace unos días, a bordo de un avión que iba justamente a México, protagonizó un escándalo mayúsculo, exigió más bebida con tan malos modos, que el piloto tuvo que regresar a Madrid con todo y sus 180 pasajeros. ¿No hubiera sido menos gravoso darle más bebida al cantante? Antes de regresar, y arruinar los planes de todos los pasajeros, podía haberse hecho un referéndum, el piloto podría haber preguntado: "Estimados pasajeros, les habla su capitán. ¿Qué prefieren: regresar a Madrid y posponer trece horas el viaje o que, a fuerza de ginebras, le provoquemos al cantante un coma hepático?". Yo por miedo a encontrarme con Melendi, y con su tenebroso maletín lleno de pacharán, he elegido otra línea aérea y otra ruta para llegar a México donde, y perdonen ustedes el anuncio, presentaré mi nueva novela el próximo viernes 23, a las siete de la tarde, en el Centro Cultural Bella Época (Tamaulipas 202, en la Condesa); me acompañará el poeta Eduardo Vázquez, de quién ahora mismo transcribiré estas líneas, sólidas y definitivas: "frente a su cuerpo el verbo encarna, y las palabras son apenas piedras en el río, que su corriente pule y hace arena". El tenebroso maletín de Melendi, que llegó de regreso al aeropuerto de Madrid, lleno de botellas vacías de pacharán, me hizo pensar...

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