Una apuesta por la paz

AutorAndro Aguilar

"Desde Tierra Caliente venimos/ buscando un macho bailador/ y por ahí dicen que los escritores/ además de versadores, le zapatean con gusto y sin pudor".

La rima fue lanzada por una de Las Campiranas, la agrupación michoacana que rompió la tradición de que sólo los hombres hacen música tradicional en Apatzingán. Fue el preámbulo para una noche de sones de Tierra Caliente, en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (FCE).

Entre canción y canción, Dennys, Montserrat, Eva, Diana y Nelly contaron su historia.

Hasta hace poco más de un año, no sabían tocar ningún instrumento.

Su labor en los fandangos se limitaba a bailar junto con las presentaciones del grupo varonil Sangre Nueva.

Pero, con el taller de rima y verso improvisado que tomaron en el Centro Cultural La Estación, cambiaron la historia de su comunidad.

Con la ayuda de su maestro Claudio Rodríguez Naranjo, no sólo aprendieron a tocar la vihuela, el violín, el arpa y la jarana, sino también a fabricar los instrumentos con maderas que ellas mismas salen a buscar en los bosques de su comunidad.

Las Campiranas son alumnas destacadas de los talleres ofrecidos en La Estación.

En la comunidad de esta zona desarticulada por la violencia, el FCE trabajó en el desarrollo de talleres y actividades, principalmente enfocadas en la lectura y la escritura, para promover una cultura de paz con el diálogo, la no violencia y el respeto a los derechos humanos como pilares.

Después de tres años de operación, el FCE cuenta con un modelo diseñado para ser replicado en zonas con características distintas, pero con la misma finalidad de generar comunidad y reconstruir el multicitado "tejido social".

Un modelo que, según el director del FCE, José Carreño, sería capaz de vencer los estragos de la violencia y el miedo que predomina en gran parte del territorio mexicano.

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Apatzingán es famoso por su peso histórico en la Constitución de 1824, por sus limones, por la música calentana que sus habitantes muestran como insignia y, recientemente, por ser uno de los bastiones de los grupos de autodefensas que surgieron para oponerse al control criminal de los Caballeros Templarios.

Cuando el Fondo de Cultura Económica llegó en 2013, el municipio era señalado como el más violento de Michoacán.

En la primavera de ese año, funcionarios del FCE arribaron a la ciudad con la encomienda de instalar una nueva librería. Pero al estar ahí y palpar el clima de inseguridad, supieron que el edificio por...

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