Aprenden a vivir a tientas

AutorCésar Cepeda

A las 6 y media de la tarde, el sol se ocultaba y la casa de los Reyna se oscurecía.

Era momento de prender las 4 velas de la sala y empezar a moverse a tientas, tocando con sus manos las paredes y orientándose entre los objetos que se volvían negros.

"Hemos reconocido nuestra propia casa", decía ayer con humor Jesús Reyna.

En los últimos 8 días, él, un jubilado de 73 años, y su esposa Hortencia, vecinos de la Unidad Modelo, se curtieron entre varias ausencias: la de la luz principalmente.

Esto desde el martes 18, el día del ventarrón que azotó la Ciudad.

Ese día, al mediodía, un árbol cayó y derribó el cableado eléctrico de su vivienda.

Desde entonces y hasta ayer, ellos no contaron con el suministro de energía eléctrica.

"Es una desesperación", se quejaba Hortencia antes de que una cuadrilla de la CFE le reinstalara el servicio por la tarde.

"La falta de luz en todo afecta".

El corte en el suministro de energía eléctrica durante 8 días modificó la rutina a don Jesús y doña Hortencia: aprendieron a vivir al día.

Por las mañanas compraban en la tiendita de la esquina leche y pan para el desayuno, en la tarde acudían con su hija para comer y en la tarde, antes de oscurecer, abrían una lata de comida preparada.

"Gracias a Dios que vive ella (su hija) aquí cerca", decía con alivio la mujer.

"No tenía caso comprar comida porque se nos echaba a perder".

El...

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