Aprecie las joyas de Iztacalco

AutorEdgar Anaya

Kilos y kilos, toneladas de sal color crema y sabor menos fuerte comparado con la marina se obtuvieron en Iztacalco durante la época prehispánica al "lavar" la tierra de la orilla del lago de Texcoco, donde se ubicaba.

Iztacalco significa "lugar donde hay hornos para hacer sal".

Después de la Conquista llegó a Iztacalco la cruz de los franciscanos, quienes levantaron varias capillas (por lo general donde había adoratorios prehispánicos), que con los siglos se ampliaron y remodelaron, mientras poco a poco el gran lago se secaba.

A fines de la Colonia, las chinampas de Iztacalco producían buenas cosechas de flor y hortalizas.

De la red de canales navegables de este lugar, uno de ellos destacó desde la época prehispánica hasta principios del Siglo 20 y fue de gran importancia para el entonces pueblo de San Matías Iztacalco, que se ubicaba en su ribera: el canal de la Viga (que hoy es la avenida del mismo nombre).

Cientos de trajineras transportaban por este ancho canal, desde Chalco hasta la hoy calle de Roldán en México, alimentos y mercancías que venían incluso de Tierra Caliente y del Occidente de México.

Famoso fue el modernísimo servicio de vapores de pasajeros por el canal.

La belleza del canal de la Viga (enmarcado por una guardia de firmes árboles, los volcanes nevados en el horizonte y las canoas desbordantes de flores) lo convirtió en uno de los paseos populares más visitados hasta principios del Siglo 20, en especial durante la famosa celebración del Viernes de Dolores.

Hace años que Iztacalco cambió su ropa de pueblo por el traje de delegación.

No obstante, en sus barrios, como el de la Santa Cruz, con callejones angostos y casas blancas de lambrín mostaza, escondidos en la negrura de la mancha urbana del Distrito Federal, aún se perciben aromas del ambiente pueblerino.

El templo de San Matías y sus capillas "satélites", protagonistas centrales de este ambiente, son joyas arquitectónicas que además guardan tesoros de pintura y escultura y en conjunto constituyen una parte del patrimonio de la Ciudad de México.

Los siguientes son algunos ejemplos.

Capilla de la Santa Cruz

Con callejones empedrados y casas uniformadas en el color, el barrio de la Santa Cruz destaca en Iztacalco por el aspecto pueblerino que han tratado de mantener sus habitantes.

En el centro de este barrio está una plazuela con quiosco donde desembocan varios callejones y en la que, si llegara uno con los ojos cerrados, podría creer que fue llevado a un pueblo del...

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