Aplican llave a Lucifer

Los chiflidos del público que impaciente aguardaba en las butacas de la Arena Coliseo precedieron al anuncio del cartel de esa noche en que rudos y técnicos subirían al ring para la representación de la primera pastorela con luchadores.

Alrededor de 700 personas acudieron la noche del jueves a las calles de Perú, en el Centro, para asistir a la escenificación de Lucifer endiablado contra San Miguel enmascarado, a dos de tres tentaciones sin límite de pecado, escrita y dirigida por Arturo Morell.

Minutos después de las siete de la noche, una nube de humo invadió el pasillo por donde tradicionalmente salen los luchadores y de inmediato resonaron los acordes de Así hablaba Zaratustra de Richard Strauss.

Entre el público asistente hubo expectación, que se resolvió en una carcajada cuando se dio cuenta que el luchador elegido para encarnar a Adán, el primer hombre sobre la Tierra, no era otro sino el robusto Porky, y como de costumbre, fue recibido en el cuadrilátero a ritmo de "La bomba sexual" y los aplausos de los espectadores.

Fue el principio de una noche en que las máscaras y cabelleras se mezclaron con las colas de diablos, alas de ángeles, sombreros y sarapes de los pastores.

Los rudos asumieron los roles de los diablos, que se proponen impedir el nacimiento del Niño Dios en la Arena Coliseo y la adoración de los pastores; mientras que los técnicos se repartieron los papeles de ángeles y pastores.

La afición, acostumbrada a animar a sus favoritos y abuchear a los contrarios, también tomó partido. Mientras Satánico, en el papel de Lucifer endiablado, arengaba a sus huestes...

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