De apagones y beisbol en Cuba

AutorRoberto Zamarripa

Dos rayos aguijonearon en Cuba. Maldita la hora. Par de estruendos que alumbraron momentáneamente la oscuridad que parece eterna. Desde mayo regresaron los apagones a la isla como hace 30 años cuando vino aquel ramalazo, duro y seco, que puso por delante a los cubanos sus extremas limitaciones en el denominado periodo especial.

Los rayos de ahora impactaron -el primero en mayo- en la central termoeléctrica "Antonio Guiteras" para dar pretexto de que la escasez de energía y los intermitentes apagones en distintas provincias del país ocurrían por esa maldición del cielo. Aunque no hubo de otra para que el gobierno cubano admitiera los problemas de mantenimiento y la carencia de repuestos que harían más fastidiosa la reparación del daño.

Pero a principios de agosto los relámpagos fueron implacables. Un rayo hizo arder uno de los supertanques de almacenamiento de combustible en Matanzas y desató una conflagración que puso en vilo a Cuba.

Los apagones ya estaban, ya molestaban, ya generaban gritería que se colaba por el Whatsapp o se subía a las redes sociales desde mayo. Pero el incendio en la central de almacenamiento de Matanzas hizo recordar lo peor, el periodo especial de los noventas.

Entonces por la caída de la Unión Soviética, Cuba padeció la insuficiencia del combustible que alimentaba las necesidades energéticas (1990-1994). La importación de crudo pactado con los soviéticos cayó en un 90 por ciento y obligó a todo un cambio de esquema de organización económica de la isla y de la vida diaria de los cubanos.

La crisis económica y social provocó un éxodo de cubanos a Estados Unidos de todos los estratos y profesiones. No eran solamente los disidentes; huyeron técnicos y científicos comprometidos con la Revolución cubana y deportistas. Entre ellos los beisbolistas afamados que daban la vida por la franela cubana en las competiciones internacionales donde eran imbatibles.

"La llegada de los años duros de la década de 1990, cuando faltó de todo y el país prácticamente se paralizó, cambió de manera muy profunda a la sociedad cubana, para bien y para mal, y, con la sociedad, se alteró una de las expresiones fundamentales que la han acompañado por décadas: el beisbol. En los últimos años, por motivos económicos, se produjo una indetenible sangría de jugadores cubanos de todos los niveles y edades que salen del país por los más diversos caminos, buscando un destino y un contrato en el beisbol profesional mejor si es en el norteamericano", escribió el insigne Leonardo Padura en un libro testimonial e íntimo "Agua por todas partes".

Los apagones de entonces remontan literalmente a la época más oscura del régimen revolucionario. Solo que ahora no están los mastodontes políticos de antes al frente del gobierno. Y a la crisis se le deja ver algo más que la agresión externa. Que un rayo parta a la isla es por algo. Y los beisbolistas cubanos triunfan y triunfan en el exterior porque su liga no les da lo de antes. Apagones en todas las provincias de la isla y beisbolistas cubanos en fuga. Un mal presagio.

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Mulatito, de 7 años de edad, con un casco rojo que le embona perfecto, el bat al hombro, Leoni Venego posa en una azotea de La Habana para la lente de Alexandre Meneghini, un fotógrafo de la agencia Reuters que publicó su portafolio en The Guardian el pasado viernes 5 de agosto.

Bajo el título "Soñando con las grandes ligas: jóvenes beisbolistas cubanos en imágenes", el fotorreportaje documenta el fervor infantil y juvenil por el deporte nacional por excelencia que se practica en baldíos y jardines descuidados y describe en lacónicos pies de foto los sueños y las ansias. "Quiero llegar a las Grandes Ligas y ser como Yuli Gurriel", declara el niño Venego, en alusión al estelar segunda base cubano de...

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