A un año sin Toledo, el legado que nos dejó

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 5 (EL UNIVERSAL).- Hace un año que nos dejó el juchiteca más aferrado que pudo tener Oaxaca, el de la melena alborotada, pantalón de manta e ideas muy firmes. Su timidez se desvanecía con sus trazos poderosos en el cual reflejaba un mundo mágico más allá de lo posible, muy a la Blake y Kafka, de garabatos fúnebres con zoología fantástica y pasajes eróticos.

Su arte fue más allá de un discurso idealista de trazos. Al maíz nativo lo defendió de manera activa siendo la cabeza de campañas en contra del maíz transgénico con el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (PROOAX), una lucha para la cual no le alcanzó la vida para dar por ganada la batalla.

Durante el 2014, cuando empezó dicha campaña rebelde, exhibió "El maíz de nuestro sustento", una intervención de 42 fotografías que Rafael Doniz (asistente de Manual Álvarez Bravo) digitalizó de unos negativos de autor anónimo, relacionadas a este cereal mesoamericano y al campo. El blanco y negro lo reanimó con amarillos y tono ocre principalmente.

También se encargó de otros elementos que hablaran de su cultura y la riqueza oaxaqueña como los chapulines balanceándose en el tallo de un cempasúchil. Además del grabado y la mixta sobre papel, trabajó con otros materiales como la cerámica, la madera, la herrería y...

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