De Angola a Monterrey

AutorMaría Luisa Medellín

Hace 20 años, la ola futbolística del Mundial México 86 trajo a Amadeu Gouveia entre la hinchada de Portugal, del que Angola, su país, fue colonia.

Así llegó a tierras regias, y aunque la escuadra lusitana hace palpitar su corazón -bueno, no tanto como la angoleña que tras su eliminación en esta Copa del Mundo Alemania 2006 ya estará de regreso en casa-, el motivo real de aquel viaje era otro: iniciar la carrera de medicina en la Universidad de Montemorelos.

La solicitud de admisión había sido aprobada tiempo atrás, igual que una beca, pero no así la visa de ingreso a México; no resultaron suficientes un año y medio de trámites en oficinas y embajadas.

Paradójicamente, lo que no se resolvió con argumentos académicos lo materializó la pasión futbolera.

Por fin, Amadeu podía contemplar el Cerro de la Silla desde el asiento del avión en vuelo, aferrando su mano al carnet de aficionado mundialista.

Lo acompañaban su esposa, Celeste, y sus pequeños hijos: Vivaldo, Elisa Esther y Edna, que con el resto de los pasajeros, portugueses y alemanes, compartían la algarabía previa a la justa.

"Aunque yo y mi familia vimos los partidos por televisión, me hubiera encantado ir al estadio, pero primero es lo primero", dice Amadeu en su español con acento portugués. "Del Aeropuerto nos fuimos directo a la Universidad a llenar las formas que me faltaban, porque nos vino a esperar una persona de ahí", cuenta con una amplia sonrisa.

Una guerra que por más de cuatro décadas ha mutilado su nación, en el corazón de Africa, y que concluyó hace apenas dos años, y la oportunidad de una beca, fueron las circunstancias que se cruzaron para que él se desplazara desde un punto tan remoto del planeta hacia una población de la que antes no había escuchado.

La única referencia, y la más válida para él, es que el ofrecimiento provenía de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, respaldo de la Universidad de Montemorelos, entre otros cientos de instituciones educativas por el mundo, y que en distintas etapas de su vida lo apoyó en sus estudios, ya que su padre fue uno de sus ministros y maestro rural en África.

"Esta organización tenía carrera de medicina en Montemorelos y en Estados Unidos, pero por cuestión del idioma -yo hablaba el portugués-, se me hizo más fácil aprender español, y antes de venir estuve dos años en un colegio del mismo grupo, en España, mientras arreglaba lo del visado.

"En trámites me pasé un año y medio, y todo para decirme que no, porque Angola estaba en una lista de países a los que se exigían muchos requisitos para este tipo de intercambios, pero se vino la fiebre del Mundial, en México, y yo dije, pues voy como aficionado, mire que ni batallé, me...

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