En Los Ángeles, es tanto el abandono que no hay lugar para el muerto

OAXACA, Oax., junio 27 (EL UNIVERSAL).- Leonel Gómez salió de su casa un día para buscar algo de comida para su esposa, Paula Patiño, de 95 años de edad; bajó los empinados escalones de tierra, rústicos e irregulares, de su hogar con la esperanza de comprar alimentos del gusto de su compañera, porque hacía tres días que ella no quería comer nada y él deseaba llevarle alguna de sus comidas favoritas. Cuando regresó, Paula ya no se movía. Estaba tendida en la cama de la única habitación que tenían, intentó despertarla, pero tocó sus manos y descubrió que estaban frías.

Paula Patiño murió alrededor de las tres de la tarde del pasado viernes 18 de junio. Leonel Gómez, de 84 años de edad, buscó ayuda con sus vecinos de la colonia Los Ángeles. Gracias a ellos, llegó después una ambulancia de la Cruz Roja Mexicana y un perito de la Fiscalía General del Estado (FGEO) para certificar la muerte de la mujer y para verificar que no fuera víctima de violencia. Al lugar también acudieron el presidente de la colonia y la agente municipal de Pueblo Nuevo, agencia de la ciudad de Oaxaca de Juárez a la que pertenece esta localidad.

El dolor de Leonel por la pérdida de su esposa pronto se juntó con la impotencia. En ningún panteón aceptaron el cuerpo de su esposa para enterrarla. La rechazaron en el panteón de San Jacinto Amilpas, por no ser originaria de ese municipio; en el de Pueblo Nuevo, le cobraban 40 mil pesos por la autorización más los gastos funerarios; en los cementerios de San Lorenzo y Santa María Atzompa, también la rechazaron porque no había nacido ahí, además, dijeron que no la aceptarían ni aunque pagaran.

Los vecinos apenas lograron juntar, con cooperaciones, alrededor de 7 mil 500 pesos. La opción que quedaba era cremarla. Eso costaba 15 mil 500 pesos; sin embargo, él quería enterrarla en un lugar al que pudiera llevarle flores, visitarla y que ella lo visitara. Al final, la cremaron.

Leonel Gómez era campesino y después, cuando el peso de la edad cayó, se dedicaba a recorrer las calles en busca de fierro viejo para vender, junto con Paula Patiño. Con la partida de su esposa, se quedó solo, pero los vecinos decidieron permanecer a su lado.

"Estamos pidiendo apoyo para dejarle bien arreglada su casa, que tenga un baño y que se arreglen los escalones. Son muy tristes las condiciones en las que vive. Vive en una ladera, está en riesgo. Pero nosotros no estamos acá por gusto, vivimos aquí por falta de dinero, porque no tenemos para comprar en...

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