Ángeles Eraña, De un mundo que hila personas (o de la inexistencia de la paradoja individuo/sociedad).

AutorGómez Aguilar, Iván Eliab

Ángeles Eraña, De un mundo que hila personas (o de la inexistencia de la paradoja individuo/sociedad.), UNAM-Instituto de Investigaciones Filosóficas/ UAM-Cuajimalpa-División de Ciencias Sociales y Humanidades, Ciudad de México, 2021, 175 pp.

Con su doble pregunta central, el trabajo reciente de Ángeles Eraña De un mundo que hila personas (o de la inexistencia de la paradoja individuo/sociedad) plantea un cuestionamiento profundo a la ontología social con la que gran parte de la tradición filosófica occidental ha reflexionado sobre la persona y el lugar que ésta ocupa en el mundo.

La primera de estas preguntas--"¿Cómo es que la contraposición del individuo y la sociedad puede servir para encomiar y fortalecer un sistema social (cualquiera que éste sea y, en particular, el capitalista)?" (p. 16)--investiga las raíces de la concepción del individuo moderno que se toma como molde privilegiado para confeccionar las piezas del rompecabezas con las que entendemos el mundo social. La segunda pregunta--"¿Cómo sostener que la disyuntiva (individuo/sociedad) [...] no articula paradoja alguna ni que sus términos son contradictorios, ni se supedita el uno al otro?" (p. 16)--escudriña las posibilidades que tiene la filosofía para proyectar otras formas posibles de ser. Abordar ambos cuestionamientos permite a la autora exponer de manera detallada la tesis central de su obra: la configuración de una persona puede entenderse como algo más que un individuo siempre y cuando se considere de forma seria--es decir, cuestionando la tradición--que la dimensión social es complementaria y constitutiva de las particularidades del yo.

Para sostener esta tesis, el trabajo presenta una serie de críticas--concentradas en sus tres primeros capítulos--a la concepción del mundo dominante de la que emanan varias de las directrices con las cuales interpretamos nuestra experiencia y pensamos analíticamente que la individuación de la persona tiene sentido. Además, y tal como se expone en los tres capítulos restantes, se defiende que la posibilidad de sostener una noción de persona más allá de las fronteras del individuo es posible si se describen los mecanismos que muestran su complementariedad constitutiva con el entorno colectivo en el que se desenvuelve.

Un elemento notable en la argumentación del trabajo, tanto en la parte crítica como en la parte propositiva, es la influencia del pensamiento zapatista. La autora recupera algunas tesis del pensamiento social de este movimiento de los múltiples comunicados e intercambios epistolares que ha establecido con intelectuales y públicos, lo que le permite suscitar una reflexión con la que contrapuntea posiciones predominantes en diversas ramas de la filosofía académica (de la lógica a la metafísica) y de las ciencias sociales, tradiciones todas que reproducen una escisión tajante entre el individuo y la sociedad como parte central de sus proyectos explicativos.

En más de un sentido, el libro adopta una forma que resulta innovadora para el canon de la filosofía contemporánea, pues además de ampliar las fuentes de autoridad epistémica mediante la recuperación del pensamiento social del movimiento zapatista propone otro tipo de escritura que explora alternativas a la arbitrariedad del género gramatical.

No es mi intención desglosar de manera puntual cada uno de los argumentos que componen el trabajo. En lo que sigue voy a centrarme en dos cuestiones que tienen como propósito alentar la revisión y discusión colectiva de la obra. Sintetizaré, primero, los postulados centrales que la autora formula sobre cómo se sostiene la supuesta paradoja entre individuo y sociedad con la que suele pensarse el mundo social y señalaré las ventajas de la estrategia que sugiere para desmontarla a lo largo de los capítulos que componen el trabajo. Después indicaré, a manera de ejemplos, algunos problemas que muestran contribuciones potenciales de la propuesta de Eraña para otros campos de estudio. Por un lado, la reflexión ontológica de la autora ayuda a revisar supuestos de algunas tradiciones de la teoría social. Por otro lado, la concepción de persona no individuada coadyuva con una reflexión creciente que busca enriquecer las nociones actuales que describen la noción de cuidados a la salud desde una perspectiva social.

Respecto de las preguntas centrales del trabajo, ya en la introducción y el capítulo dos--"La zozobra del binarismo (una (falsa) paradoja)"--la autora argumenta en contra de la noción de individuo arraigada en nuestra experiencia. En no pocas ocasiones, señala, defendemos esta noción por sentido común en la medida en que asumimos como pertinente la defensa de nuestros grados de libertad. En esta noción de individuo suelen ubicarse las fronteras de la persona, lo que provoca la reificación de una falsa oposición entre ella y la sociedad: se piensa que el interés individual no puede ser el mismo que el colectivo, del mismo modo que lo colectivo no puede entenderse más que como la suma de individuos.

Sin...

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