Andrés Clariond Rangel / Secuestro VIP

AutorAndrés Clariond Rangel

Caminaba distraído en la vía pública cuando violentamente me abordaron unos sujetos güeros y trajeados. Su buen inglés me tranquilizó al descartar que fueran malitos nacionales. Me subieron a un avión privado sin poder imaginar que en unas horas aterrizaría en Virginia, Estados Unidos.

Del aeropuerto me condujeron, en un trayecto de pocas palabras y muchas señas, a las oficinas generales de la CIA. ¿Qué estaba haciendo yo ahí? Después de recorrer interminables pasillos y despachos me sentaron frente al director de la CIA, un señor mezcla de militar y ejecutivo de empresa.

Tras el desfiguro del Gobierno mexicano con Donald Trump, te hemos escogido para dar a conocer información acerca del Presidente Peña Nieto que cimbrará a tu país, me informó el director.

Al morbo se antepuso la sorpresa, ¿por qué a mí? Un editorialista provinciano, un cineasta vacilador que nada tiene de académico. ¿Por qué no buscar a alguien relevante como la Dresser, enojado como la Aristegui o con el olfato periodístico de Diego Osorno?

Poco le importaron al director mis desplantes de humildad. Aún no terminaba de enunciar mi falta de credenciales cuando soltó la sopa: Enrique Peña Nieto es una creación de Estados Unidos. A raíz de la plaga de Gobiernos socialistas en Latinoamérica, no quisimos correr el riesgo de un Presidente mexicano incontrolable, me dijo.

Tanto para nada, pensé. Si los mexicanos creen que Peña es títere de Salinas, la noticia de que en realidad los gringos mueven sus hilos no se me hace digna de un secuestro VIP. Wait a minute, me detuvo el director, el verdadero nombre de Enrique Peña es R2TW001 y se trata de un androide de última generación.

En medio de mi negación, me explicó que si bien él considera al Peñandroide una obra maestra, trae dos defectos de origen: sus monótonos ademanes y el uso excesivo y torpe de sinónimos. Por más que la tecnología ha avanzando, son dos aspectos que delatan a los humanoides.

Aunque tenía en mi memoria lo acartonado de Peña, nunca había analizado su lenguaje y sus gestos. Para eso el director encendió un proyector y me mostró las últimas entrevistas del Presidente de México, la que le hizo López Dóriga y la de Denise Maerker.

Señalando la pantalla primero tocó el tema de los aspavientos: el R2TW001 ejecuta sólo tres ademanes, el de abrir las manos como englobando algo, el de puntualizar juntando el dedo pulgar con el índice mientras sube y baja el brazo y el de la palma extendida o ligeramente doblada con...

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