Andrés Clariond Rangel / Navidad electoral

AutorAndrés Clariond Rangel

La Navidad es una época de reencuentros familiares, intercambios de regalos y cariño a borbotones. Es un breve pasaje de paz en el mundo para quienes tienen el privilegio de poderla celebrar sin contratiempos.

Esta Navidad, en Nuevo León, el Poder Judicial se ha puesto el traje de Grinch alterando la festividad con su decisión de repetir la elección de Monterrey el 23 de diciembre.

La armonía de los regiomontanos ha sido trastocada con mentadas entre los candidatos y anuncios por doquier. Y aunque Felipe de Jesús Cantú se volviera a dejar la barba le faltaría presencia para asemejarse a Santa Clos, lo mismo que Maderito vestido del verde de su partido está lejos de ser un duende o Adrián de la Garza con su mirada vidriosa de pupila dilatada es, en el mejor de los casos, un diablo de pastorela barata.

La gente está harta de una campaña política más y tiene nulo entusiasmo de asistir otra vez a votar, pero sin duda le saldría más caro vivir una blanca Navidad sin pensar en ir a una casilla, y luego tenerse que chutar tres años en el infierno de un mal gobernante.

A la molestia de los regios hay que sumarle la imposición de la ley seca en plena época en la que el ponche con piquete corre como río de nacimiento. ¿No es una contradicción privar a los ciudadanos de alcohol cuando deben armarse de valor para decidir su voto entre tan malas opciones?

Los que no bajan la guardia ni se descubren tan mala opción son los dos candidatos punteros. Por lo pronto ambos se quisieron hacer de padrinos de lujo.

Adrián de la Garza armó un desayuno con el ex Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, en un lugar público donde todos los vieran. Sólo le faltó avisarle a la revista TVyNovelas de la cantidad de medios que fueron convocados "in fraganti" para reportar el supuesto espaldarazo.

¿Creerá Adrián que las casillas de la elección extraordinaria estarán solamente ubicadas en las instalaciones de la Caintra, la Coparmex o la revista Bloomberg? Si no en qué cabeza cabe retratarse desayunando con Ildefonso Guajardo, quien para los empresarios será un héroe, pero para el ciudadano de a pie fue Secretario del Gobierno más corrupto en la historia de México.

Felipe, en cambio, optó por apoyarse en un personaje amigo de la raza al que, si bien no llevó a desayunar a un elegante hotel, quizá sí consideró invitar a uno de los table dances que regularizó cuando era Alcalde. Se trata de Jaime Rodríguez "El Bronco", mejor conocido por Felipe como "El Máster". A buen...

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