Entrevista / Javier Montes y Andrés Barba / ¿Tabú o liberación?

AutorCarlos Rubio

MADRID.- La experiencia pornográfica nace de la conciencia de una transgresión, de experimentar una imagen que rompe con un tabú, y que hoy, con el avance de las nuevas tecnologías, ve crecer la oferta y el público.

Javier Montes y Andrés Barba, autores del libro La ceremonia del porno, Premio Anagrama de Ensayo 2007, sostienen que dicha experiencia sólo puede definirse desde el punto de vista de la aproximación del sujeto a una determinada imagen, que no necesariamente puede ser pornográfica para otro en las mismas condiciones.

En entrevista, Montes (Madrid, 1976) y Barba (Madrid, 1975) subrayan en primer lugar que su ensayo ignora por completo la calificación moral de la pornografía.

"Hasta los años 80, y aunque ya lo decía Susan Sontag en los 70, al hablar de porno necesariamente había que tomar postura, bien a favor o en contra; si hace o no daño, o si es bueno o malo. Pero ahora mismo la pornografía está tan extendida y es accesible para tanta gente en el mundo, que la connotación moral se cae por su propio peso", dice Barba.

En ese sentido, Montes añade que se trata de una más dentro de una enorme variedad de experiencias que pueden tenerse a través de lo audiovisual y las nuevas tecnologías, que mueve mucho dinero y está presente en todas las sociedades, incluso en las más restrictivas moralmente, por lo que más que intentar un juicio moral de esa experiencia, les interesó estudiar su naturaleza y su liberación actual.

Para escribir La ceremonia del porno, Montes y Barba encontraron la piedra de toque del ángulo que debían elegir para su libro en la obra de la ensayista estadounidense Linda Williams.

"Lo que hizo más difícil la aproximación al porno fue encontrar una perspectiva desde la cual acercarse a él", indica Barba. "Y era muy infrecuente encontrar una perspectiva de alguien que se reconociera como susceptible a lo porno".

Montes agrega que trataron de no esbozar una definición del porno formalista que intentara aprehender su naturaleza a partir de las imágenes concretas que muestra.

"Nuestra idea es que el porno se define menos por las imágenes concretas que por la posición en que se sitúa el que mira, de modo que tratamos de que fuera una cuestión más de perspectiva que de forma", expone Montes.

El fenómeno del porno, consideran ambos autores, ha encontrado diversos obstáculos para su definición y consideración, como demuestran las distintas resoluciones jurídicas que existen en torno suyo.

"Por ello, más que intentar...

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