Anders Kompass/ El Anhelo de Libertad

AutorAnders Kompass

El terreno moral de las relaciones internacionales sufrió alteraciones a altas horas de la noche del 10 de diciembre de 1948, cuando por decisión unánime y absoluta, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

A comienzos de 1947, con los horrores sufridos en dos guerras mundiales aún frescos en la memoria, un grupo admirable de hombres y de mujeres, bajo la dirección de Eleonor Roosevelt, por solicitud de la naciente Organización de las Naciones Unidas, se reunió y redactó la "Declaración de Derechos".

En lo que a las grandes potencias concernía, el objetivo principal de la ONU sería establecer y mantener la seguridad colectiva en los años de la post-guerra.

El proyecto de los Derechos Humanos era algo accesorio, puesto en marcha como una concesión a los países más pequeños y en respuesta a las exigencias de asociaciones humanitarias y religiosas, que pedían a los aliados cumplir la promesa de garantizar que la comunidad de naciones jamás volvería a aceptar las enormes violaciones a la dignidad humana, vividas en la guerra.

En los años siguientes, para sorpresa de muchos, los derechos humanos se convirtieron en un factor político que ni siquiera los realistas más recalcitrantes pudieron ignorar. La Declaración Universal fue instrumento y símbolo de cambio que amplificó las voces de los débiles en los corredores del poder.

La Declaración cuestionó también la antigua idea de que el trato que un Estado soberano diera a sus ciudadanos era asunto exclusivo de esa nación y de nadie más. Abrió el campo para expresar y difundir anhelos profundamente arraigados y dio alas a movimientos que pronto derrocarían a los imperios coloniales.

Sus 30 artículos inspiraron o influenciaron cientos de constituciones y tratados de la posguerra y de los años poscoloniales, incluyendo las nuevas constituciones de Alemania, Japón e Italia.

La Declaración se convirtió en el norte de toda una pléyade de activistas internacionales de los derechos humanos, quienes aún presionan sobre los Gobiernos para que honren sus principios, y publican abusos que en otras épocas habrían pasado desapercibidos.

Confirmando los peores temores de la Unión Soviética y de Sudáfrica en 1948, la Declaración ha sido el punto de encuentro de los movimientos libertarios que dieron inicio al colapso de regímenes totalitarios en Europa Oriental y a la desaparición del apartheid.

Actualmente, la Declaración es el punto de referencia...

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