ANDAR Y VER / Lo sublime en reversa

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Alfred Brendel ha dejado los conciertos. Desde hace tiempo, el gran pianista no se pone traje de pingüino para tocar las grandes sonatas del repertorio clásico en las salas más famosas del mundo. Se ha concentrado en la literatura; ha publicado libros de poesía y dicta conferencias. Harold Pinter, al descubrirlo como poeta, dijo: los mismos dedos creando un nuevo sonido. Entre sus poemas aparece éste que me atrevo a traducir, a pesar de que ya ha brincado del alemán al inglés.

Somos el gallo y la gallina

Somos también los pollitos ¿y qué hay del huevo? ¿quién es el huevo?

SOMOS EL HUEVO la yema tanto como la clara

Más aún: somos el zorro que se zampa a las gallinas. ¡Carajo! Somos todo!

Gallo, gallina, pollo, huevo y zorro. Todo eso somos.

Apartado de las salas de conciertos, Brendel empieza a frecuentar ahora las salas de conferencias. Tiene ya programada una buena serie de charlas en universidades de Estados Unidos en donde hablará sobre el humor en la música clásica. El lunes lo pude escuchar hablando de este tema en una pequeña sala de la Universidad de Nueva York. Un Brendel descorbatado se sienta al piano intercalando la lectura de un ensayo admirablemente compuesto con ejemplos al teclado. A decir verdad, la idea no es nueva en Brendel. Ya había publicado un ensayo sobre el tema en un volumen que se recogió para homenaje de su gran amigo Isaiah Berlin. Vale recordar que, en los funerales del gran biógrafo de las ideas tocó precisamente Brendel el andantino de la sonata en La Mayor, de Schubert. Brendel, quien respondió un cuestionario declarando que su ocupación era reír, se pregunta en su conferencia: ¿tiene que ser enteramente seria la música clásica? Por supuesto...

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