Andar y Ver / Eco y el ojo mecánico

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

A principios de los años 60 Umberto Eco dejó de tomar fotografías. El medievalista había recorrido Francia para conocer sus catedrales y se dedicó a fotografiarlas como loco. Al regresar a casa y revelar los rollos se dio cuenta que tenía un montón de fotografías malas y el recuerdo vacío. Desde entonces se deshizo de su cámara para grabar sólo en la mente lo que contemplaba. En lugar de esas fotografías mediocres, cuando viajaba, compraba tarjetas postales para mostrarles a otros los lugares que había visitado. Confiar en el almacén de la mente. Eco recordaba una escena que lo conmocionó. Tenía 11 años y vio un accidente espantoso en la calle. Un camión había arrollado a un tractor. Tendida en el piso, yacía la mujer de un granjero con el cráneo roto. Un charco de sangre y seso. El niño no pudo acercarse, quedó paralizado ante una escena que nunca habría de borrar de su memoria. ¿Qué hubiera pasado, se preguntaba muchos años después, si esa mañana hubiera caminado con una cámara fotográfica? ¿Qué hubiera hecho si estuviera armado, como estamos hoy, de un teléfono que graba video y que puede compartir sus imágenes inmediatamente con todo el mundo? Seguramente, dice Eco, habría puesto la máquina entre la mujer y mi ojo. Habría registrado el momento y se lo habría enseñado a mis amigos para contarles que había estado allí. Refugiado tras la ventana del celular habría sido totalmente indiferente al sufrimiento de quien tenía a unos metros. Sin ayuda del video, la imagen se selló en su memoria y le siguió sirviendo para identificarse con el otro. ¿Tendrán los jóvenes esa oportunidad?, se preguntaba. Hay muchos adultos, escribía, que la han perdido para siempre.

Si somos animales capaces de mirar no es porque tengamos ojos que envían señales al cerebro sino porque estamos dotados de juicio. Mirar es apreciar. Eco fue maestro del arte de mirar. Lo fue como lector erudito, como detective y crítico de arte, como historiador y cronista del presente. Ojo curioso y cultísimo, capaz de enfocar lo diminuto y lo panorámico, lo reciente y lo remoto; el incunable y el cómic. Ciudadano de las dos culturas, se deleitó con...

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