Análisis

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)Democracia y sociedadJosé Luis de la Cruz Gallegos*MÉXICO, D.F., julio 29 (EL UNIVERSAL).- En el Artículo Tercero constitucional se entiende a "la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo".Bajo el concepto descrito, difícilmente se podría calificar al sistema electoral y político mexicano como democrático: no es contabilizar los votos de manera transparente, ni siquiera basta con asegurar que el proceso electoral sea transparente y equitativo, en realidad la democracia debería implicar una gestión pública capaz de resolver problemas como los que representan el desempleo, la pobreza y la inseguridad, solamente por mencionar algunos de los más lacerantes y evidentes.Las instituciones electorales, tanto las encargadas de administrar el proceso como las de evaluar la validez del mismo, deberían atenerse a un marco legal que garantice la consecución de la democracia citada en la Carta Magna. De igual manera los partidos políticos tendrían que certificar que los funcionarios emanados de sus filas tuvieran la capacidad y el compromiso ético de responder positiva y eficazmente a los objetivos que se desprenden de la constitución. Sin embargo la realidad hace evidente que ello no ocurre.El proceso electoral del 2006 es la mejor muestra de ello: como resultado del mismo hoy México vive un aumento en la pobreza (57.7 millones de pobres por ingresos de acuerdo al Coneval), un fuerte deterioro del mercado laboral, un paupérrimo crecimiento económico (bajo un escenario favorable, 2.5% en promedio durante el sexenio), un incremento en la inseguridad (60 mil muertos en la lucha contra el crimen organizado), una baja en la competitividad global, un sistema bancario que es vulnerable al lavado del dinero y a la triangulación de recursos, un proceso electoral nuevamente afectado por señalamientos que no fueron atendidos por las autoridades en turno y que prefieren defender a empresas encuestadoras que se equivocaron por un margen más allá del que...

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