Ana Laura Magaloni / Reducir la injusticia

AutorAna Laura Magaloni

No deja de sorprenderme la capacidad que tienen los jueces, cuando se lo proponen, para trasformar las prácticas judiciales y generar así un sistema de justicia confiable y justo. La sentencia en el caso State v. Larry R. Henderson, de la Corte Suprema de Nueva Jersey, es un claro ejemplo de ello. Este es un asunto que se dedica a analizar un tema crucial del debido proceso penal: el grado de fiabilidad o confianza que debe tener la identificación de un presunto responsable a través de un testigo. Los hechos del caso tienen que ver con un homicidio y la forma en que la policía condujo la identificación del acusado por parte del único testigo presencial. La Corte Suprema de Nueva Jersey reenvía el caso al juez de primera instancia para definir si debe o no admitirse el testimonio a partir de lo que la Corte considera deben ser los estándares para evaluar la fiabilidad de la identificación hecha por un testigo ocular. Estos estándares deben aplicarse en todos los casos a futuro. La sentencia es contundente por su claridad, su profundidad y su impacto en las prácticas policiales y judiciales. De eso se trata ser un tribunal de última instancia. De eso está hecha la justicia en serio.

Antes de analizar brevemente la referida sentencia, quiero destacar que, aunque a primera vista resulte un tema técnico y alejado, la fiabilidad de los testigos oculares es de capital importancia para la justicia penal mexicana. Cuando pienso por dónde comenzar a reducir la tremenda injusticia de nuestro obsoleto sistema penal, creo que Roberto Hernández, director de Presunto culpable, tiene una muy buena idea: establecer procedimientos, reglas y estándares que nos permitan garantizar un determinado grado de fiabilidad en la identificación de presuntos responsables a través de testigos. Basta ver los casos penales que están en la prensa para apreciar la relevancia del tema: el general Ángeles Dauahare y el testigo protegido Jennifer, Florence Cassez y el cambio de la declaración de dos de las víctimas 60 días después de rendido su primer testimonio, Sergio Dorantes y el testigo fabricado que lo tuvo ocho años luchando por su inocencia, Antonio Zúñiga (Presunto culpable) y Víctor, cuyo testimonio fue inducido por la policía judicial. Una y otra vez se sentencia a personas concretas utilizando como principal evidencia lo que alguien más dice que vio, escuchó o presenció. Garantizar que esos testimonios sean confiables es elemental para que un sistema de justicia...

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