Ana Laura Magaloni Kerpel / El nuevo México

AutorAna Laura Magaloni Kerpel

Todo indica que mañana Morena estará de fiesta. De las 6 entidades en donde va a haber elección a gobernador, en 4 Morena tiene triunfos casi seguros y en una más -Durango- va a estar altamente disputada. Después de la elección, el PRI quedará reducido a su mínima expresión en toda su historia: Estado de México y Coahuila. Para el PAN la cosa es menos trágica pero tampoco muy halagadora: tendrá entre 5 y 6 entidades. El mapa del país se tiñe de guinda. Ello significa que, para el 2024, Morena va a tener el control político en una gran parte del territorio nacional, lo cual le dará una ventaja competitiva que la Alianza opositora todavía no puede dimensionar. Así, en poco tiempo, se ha ido dibujando un nuevo régimen político que vuelve a tener elementos del régimen anterior de partido hegemónico, pero mucho menos institucionalizado y ordenado y con una agenda política disruptiva.

El viejo PRI fue el vehículo a través del cual el país logró pacificarse después de la Revolución mexicana. En México, en contraste con la mayoría de los países de la región, en siete décadas no hubo guerras civiles ni dictaduras militares. El viejo PRI le dio a México largas décadas de estabilidad social y un proceso pacífico de transmisión del poder.

Morena llega al poder para otra cosa y en un momento histórico muy diferente. El país se tiñe de guinda porque en las primeras dos décadas de la era democrática los gobiernos federales y locales le quedaron debiendo muchos resultados a la gente, sobre todo a las personas más desventajadas. Morena ha llegado con la promesa política de terminar con dos grandes males: la corrupción y la desigualdad. Esta vez no se trata de garantizar la gobernabilidad y el orden (viejo PRI), ni de hacer de la democracia el vehículo político para lograrlo todo. La promesa de la nueva clase política en el poder es más focalizada: una nueva ética en las instituciones públicas y una sociedad más pareja. Dos promesas muy difíciles de alcanzar en el corto plazo y ello es lo que le da ventanas de oportunidad a la oposición.

La corrupción y los niveles de desigualdad y pobreza deberían ser el núcleo duro de la nueva discusión pública y del debate electoral. Esa...

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