AMLO: fin del modelo neoliberal
Fecha de publicación | 03 Diciembre 2018 |
Autor | Marco A.Mares |
El 1 de diciembre del 2018 el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció la muerte del modelo económico neoliberal.
Más todavía. El jefe del Ejecutivo le declaró la guerra al neoliberalismo y se comprometió a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar su regreso.
Fueron 36 años de política neoliberal. Su aplicación inició con Miguel de la Madrid, se profundizó con Carlos Salinas de Gortari, continuó con Ernesto Zedillo Ponce de León y se mantuvo, en la alternancia partidista, en los gobiernos del PAN de Vicente Fox y Felipe Calderón y en el regreso del PRI a la Presidencia con Enrique Peña Nieto.
Fueron seis sexenios de neoliberalismo económico.
Y el nuevo gobierno, respaldado por el partido Morena, declaró al neoliberalismo, formalmente muerto y desterrado, en la medida en que prometió que hará todo lo necesario para que no regrese.
Al rendir protesta como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ante el Congreso de la Unión, el numeroso grupo de invitados especiales: presidentes, jefes de Estado y representantes, López Obrador identificó al neoliberalismo, al que consideró sinónimo de corrupción, como el enemigo a vencer.
Ortodoxia ¿sí?A pesar de que el presidente López Obrador colocó el último clavo al ataúd del neoliberalismo, aparentemente no es el fin de la ortodoxia económica.
Ayer mismo ratificó que su gobierno no gastará más de lo que tiene, que no elevará impuestos, que no endeudará más al país, que respetará la autonomía del Banco de México (aunque no dijo ni se comprometió a respetar la autonomía de todos los órganos reguladores).
Tampoco dijo exactamente qué modelo económico será el que aplique pero refirió lo que ocurrió hace 60 años en México, cuando la economía mexicana era cerrada (no abierta como hoy), cuando imperó el de modelo del desarrollo estabilizador.
López Obrador reiteró en el zócalo, frente a la multitud: “Téngame paciencia; recibo un país en quiebra”. Lo dijo aún y cuando su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa apenas unos días antes, agradeció la solidez macroeconómica con la que recibe el país.
Y cuando ha sido precisamente solidez y resistencia económica la que ha permitido la tersa transición y ha soportado con estoicismo la virulenta reacción de los mercados ante las intenciones (la cancelación del NAIM) y las iniciativas legislativas para regular comisiones, desaparecer afores o utilizar las reservas internacionales.
Y aunque el discurso aparenta que no es el fin...
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