Ambiciona Demus tocar la perfección

AutorErika P. Bucio

Una ambición total que le impide bajarse del escenario sin haber acariciado la perfección al interpretar, es el secreto del pianista austriaco Jörg Demus (St. Polten, 1928) para que a sus 80 años, aún viaje por el mundo ofreciendo conciertos.

"Una ambición no de ser mejor que los otros, ni de hacer mucho dinero ni una gran carrera, sino de ser mejor frente a la música, de interpretar mejor a los grandes maestros, es casi una vocación religiosa, siempre me he sentido absolutamente obligado de dar lo mejor cada día", afirma el músico, de visita en México.

En la casa familiar había un magnífico piano austriaco que su abuelo, un apasionado de Schubert y Chopin, cada noche después de cenar, se sentaba a tocar. El niño Jörg, profundamente impresionado, pidió lecciones de piano como regalo de cumpleaños, y a los seis años comenzó a estudiar el instrumento.

Ingresó a los 11 a la Academia de Música de Viena para estudiar piano y dirección de orquesta. Ese lugar fue para Demus un reducto de paz en tiempos de guerra.

"La guerra intensificaba el estudio porque pensábamos: 'el mundo es terrible, hay poca comida, no hay dinero, solamente existe la música y la música puede ayudar a la humanidad a encontrar la paz y la belleza'. Esa era la inspiración para hacer lo mejor posible. Era un privilegio no ir a la guerra a Rusia como soldado sino estar en casa para estudiar. Cuando llegó la paz, estábamos listos para afrontar una carrera musical y viajar por el mundo", recuerda el músico.

Demus es parte de una "generación privilegiada" de pianistas austriacos conformada por Alfred Brendel, Walter Klien, Frederick Gulda y Paul Badura-Eskoda, que comenzaron a brillar a fines de los años 40 y principios de los años 50.

"Mi generación fue privilegiada, porque estuvimos en el centro de grandes músicos como Fürtwangler, una Elisabeth Schwarzkopf (soprano), un Wilhelm Kempff (pianista y compositor), Dietrich Fischer-Dieskau (barítono), un Walter Gieseking (pianista). Eran monumentos, hombres con una grandísima experiencia y profundidad", asegura.

Demus ha interpretado la obra completa de Schumann, Debussy y Franck, la mayor parte de Bach y de las sonatas de Beethoven. Al tocar, lo hace guiado con una norma en la cabeza que aprendió de Fürtwangler: no limitarse a la partitura.

"Toscanini le dijo una vez a Fürtwangler: 'yo puedo realizar absolutamente todo lo que está escrito en la partitura', pero Fürtwangler le contestó: 'sí, puede hacerlo, pero es más importante lo...

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