Subterráneo/ La ambición rompe el saco

Se ha dicho muchas veces: no es malo tener ambiciones, lo malo es tenerlas desmedidas ya que casi siempre reviran contra el que las tiene. El dicho popular lo dice todo: el ladrón excesivamente ambicioso, el que trata de echar en el saco más de lo que aguanta, acaba por romperlo y por no poder llevarse nada.

Sí: la ambición rompe el saco y un claro ejemplo es el último paso que acaba de dar el secretario de Seguridad Pública del DF, Marcelo Ebrard, en relación a la posible asesoría de Rudolph Giuliani.

La opinión pública se dividió de origen. A juzgar por las encuestas, poco menos de la mitad de los capitalinos se mostró opuesta a que un grupo de policías neoyorquinos viniera a decirnos cómo hacer las cosas. No obstante, poco más de la mitad celebró la solución y, esperanzadamente, ha querido creer que aunque Giuliani y su gente no sepan español, no conozcan el país e ignoren sus leyes, quien quite y le encuentren la cuadratura al círculo y consigan abatir la criminalidad.

No hay duda que la fama pública de Ebrard subió con la medida. Muchos sectores tienen hoy la convicción de que tiene ganas de entrarle al toro. Quizá sea muy bisoño en estas lides y no sepa bien a bien cómo se hace una faena, mas basta verlo decir, arriesgarse, hablar, proponer, sugerir -así a veces adelante soluciones irracionales-, para admitir que destaca en el mediocre panorama de la administración perredista. "¡Déjenlo hacer!", clama el respetable. "¡No lo critiquen, que cuando menos es valiente y bien intencionado!".

Todo mundo sabe -el propósito es así de obvio-, que Ebrard se la está jugando para llegar a jefe de gobierno dentro de cuatro años, o a algo más si se puede. Y la ambición es bien vista e incluso aplaudida porque implica para la ciudad una mejora gratuita. Lo importante aquí es esa última palabra: gratuita. Se celebra que el activo Marcelo traiga a Giuliani porque no nos va a costar un centavo. No importa que el ex alcalde quiera cobrar las perlas de la virgen -4.3 millones de dólares, 43 millones de pesos-, porque los van a pagar Slim y otros empresarios para los que esa suma es lo mismo que quitarle un pelo a un gato. A nosotros nos va a salir gratis.

Excesos

O más bien nos...

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