Alzan el puño los creadores

AutorFrancisco Morales V.

Arriban juntos a la Plaza de las Tres Culturas, en fila india, con el único tipo de armas que admite el arte: en lugar de fusiles, al hombro llevan jaranas. Aquí las bayonetas no tienen lugar.

Son alrededor de 40 y avanzan de forma ordenada hacia el Eje Central, avenida que antes, aún en 1968, se llamó Niño Perdido. Vienen los músicos, convocados como tantos miles más, a marchar por los muchachos perdidos la noche de hace 50 años en Tlatelolco.

Por buenos azares, al Contingente de Jaraneros le toca justo frente a otro en cuya manta se lee "Somos Cultura". Al centro va Eduardo Vázquez Martín, Secretario del sector en la CDMX.

"Creo que el movimiento del 68, la gran foto, es un movimiento cultural", diría unos momentos atrás, cuando estaba esperando a que se formara su grupo, entre ellos el poeta José María Espinasa y el director de teatro Ángel Ancona, a las puertas del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Músicos, escritores y grafiteros habrán también de poblar la marcha por los 50 años de la matanza.

"El 68, con la voz de Revueltas, la voz de Paz, los poemas de Efraín Huerta, de Bañuelos, las palabras de José Emilio Pacheco, los textos de Monsiváis, de Luis González de Alba, de Poniatowska, en visiones diferentes; es un momento de enorme creatividad", evoca Vázquez Martín, también poeta.

Simbólico, junto a los dos contingentes irá marchando, entre el son estentóreo de las jaranas, un cartel que muestra a José Revueltas, encarcelado por apoyar a los estudiantes, haciendo la "V" de la victoria con una gran sonrisa en el rostro. Venció.

Aquí los símbolos importan. A medio siglo de haber sido creada, clandestinamente y en ánimo disidente, la gráfica del 68 vuelve a tomar la calle con ímpetu.

En el bajopuente de Eje Central, hacia el Zócalo, las paredes han sido tapizadas con afiches de estudiantes maniatados y amordazados, simios con uniformes de militares y palomas blancas heridas de muerte por bayonetas. Los contingentes pasarán por ahí, arropados por los grabados, viejos y nuevos, de un movimiento que no sucumbe a la desmemoria.

Los artistas e intelectuales de 1968 supieron siempre acompañar a los estudiantes que, en absoluto sentido de urgencia, manufacturaron esos carteles a altas horas de la noche en los tórculos e imprentas de facultades y escuelas.

También acosados por un Gobierno que censuraba películas y obras de teatro, retiraba libros de los anaqueles y espiaba a los intelectuales, los artistas se unieron a los estudiantes a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR