Alvaro Vallarta Ceceña/ El Ejército y la impunidad

AutorGral. Alvaro Vallarta Ceceña

La noticia de la orden de aprehensión por delitos contra la salud, girada por un juez militar en contra de dos generales de nuestro Ejército, ha generado una serie de inquietudes, preocupaciones, recelos, dudas, alarmas, conmociones y hasta pena, vergüenza, decepción y rabia, dentro y fuera de las Fuerzas Armadas. Se ha llegado a replantear, nuevamente, la participación o no de los militares en la lucha contra el narcotráfico. Por esa razón y la creación de una mesa de trabajo para la Reforma del Estado, por los tres partidos políticos que tienen responsabilidad de gobierno, PRI, PAN y PRD, me veo en la necesidad de interrumpir, para posteriormente reanudar, mis opiniones sobre el citado tema de la Reforma del Estado o del gobierno.

Ya he manifestado con anterioridad que la legislación militar es la suma de experiencias que la humanidad ha tenido desde que el hombre es hombre; no es patrimonio de un país o de una organización determinada. En la milicia, la experiencia se hace ley, reglamento o simplemente un procedimiento sistemático de operar, pero que hace obligatorio su cumplimiento. Su adaptación en cada país se hace de acuerdo con la idiosincrasia, grado de educación y necesidades de sus habitantes, pero en forma general se puede afirmar que la legislación de todos los ejércitos es similar.

La base y esqueleto fundamental de todo Ejército es la disciplina, el orden, la obediencia y el cumplimiento del deber con lealtad e institucionalidad a los diversos mandos, a los compañeros, a los subalternos, a la sociedad a la cual se sirve, a la familia y a uno mismo. Cuando alguien o algo falla, la irregularidad es de la individualidad y muy difícilmente de la institución, sobre todo cuando es un instituto armado, cuyas leyes y reglamentos son tan antiguos como la misma humanidad.

El Ejército se compara a lo que puede acontecer dentro de una familia. Si un padre y una madre tienen dos hijos y a uno le permiten que incumpla hacer sus tareas escolares, que deje de asistir a clases, que se emborrache, que haga destrozos en el hogar y les falte al respeto, mientras que con el otro son exigentes en todo y para todo y a los dos los premian y estimulan de igual manera ¿qué acontecería en ese hogar? Imperaría la indisciplina, la desunión, el desorden, la desobediencia, el incumplimiento del deber, la deslealtad y la falta de respeto mutuo entre todos los integrantes de esa familia; lo cual redundaría en su propia destrucción familiar.

Si un comandante...

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