Álvaro Uribe: Ave rara

AutorCarlos Tello Díaz

Es uno de los presidentes más populares de Latinoamérica. Durante su mandato llegó a tener un nivel de aprobación de tres cuartas partes de la población, inaudito en Colombia. Probablemente será reelecto este domingo sin necesidad de una segunda vuelta: mantiene una intención de voto de 56 por ciento, muy por encima de sus adversarios más cercanos, según encuestas de Gallup.

Es visto, con razón, como un ejemplo de austeridad personal y administrativa, de político trabajador que le habla a la gente con franqueza. También es visto como un estadista identificado con la derecha, no con la izquierda que bajo diversos signos -populistas o progresistas- está en ascenso en América Latina. Así es percibido en parte por su política exterior y en parte por su economía neoliberal, pero sobre todo por la firmeza con que ha actuado contra las organizaciones guerrilleras del país, especialmente las FARC. Uribe ha sobrevivido a todos los atentados en su contra perpetrados por este grupo: bombas en su hotel, estallidos al paso de su vehículo, burros a su lado cargados de dinamita...

Fue electo por los colombianos para derrotar y superar la violencia en su país. La paz es su obsesión, por encima de la igualdad y de la justicia. Así lo dijo él mismo al comienzo de su mandato en una entrevista con la BBC: "Por supuesto que tenemos que eliminar la injusticia social en Colombia. Pero ¿qué viene primero? La paz. Sin paz no hay inversión. Y sin inversión no pueden existir los recursos fiscales que el gobierno necesita para invertir en el bienestar del pueblo".

En menos de tres años, su gobierno logró reducir en un 50 por ciento el nivel de homicidios, secuestros y ataques en Colombia. El nivel más bajo en 20 años de vida del país, convulsionado por la violencia caótica y multiforme del narcotráfico, la guerrilla y el terror paramilitar. A muchos preocupa que la propuesta de involucrar masivamente a la población civil en el esfuerzo contrainsurgente agrave, por el contrario, el estado de violencia del país, multiplicando las violaciones a los derechos humanos en Colombia. Son la minoría: la mayoría lo apoya, pero con un grado creciente de polarización, a favor o en contra.

Álvaro Uribe es, en efecto, a pesar de su popularidad, un estadista sumamente controvertido. "Perseverante, perfeccionista, maniático del trabajo y del ahorro", dice uno de sus biógrafos, "con un aspecto sutil, entre ascético e intelectual, y que no aparenta la edad que tiene, Uribe es para unos...

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