Alterna mochila y espada

AutorMaría Fernanda Torres

Parado en el patio de cuadrillas, el torero acomoda su capote. Su corazón empieza a latir con fuerza cuando las puertas del ruedo se abren. Con la cabeza erguida entra partiendo plaza mientras el público le aplaude.

Nervios, alegría, miedo. A Isaac Leal Montalvo le resulta difícil describir lo que siente cada vez que entra al ruedo, pero de lo que está seguro es de la pasión que siente por el toreo.

Su rostro delgado, de facciones angulosas luce travieso, pero se pone serio para mostrar su estilo con el capote y explica que entrenar es muy difícil para un torero, aunque no tanto como estudiar para un examen de Mercadotecnia.

Porque a sus 21 años, este guadalupense divide su tiempo entre la Fiesta Brava y la responsabilidad de estudiar una carrera universitaria. Un esfuerzo que requiere de una fuerte estocada ante la vida.

"Estoy estudiando y echándole ganas porque además de ser un matador de toros quiero ser un profesionista para poder ofrecer algo más", expresa el alumno del tercer tetramestre de la licenciatura en Mercadotecnia de la UR.

"No me gusta irme por una sola cosa", dice firmemente, "la profesión de torero es difícil, costosa y muy arriesgada. Si en algún momento no llego a funcionar como torero tendré mi carrera".

Isaac es muy platicador y simpático. Con su tono norteño explica que para él es un reto obtener su título profesional y una satisfacción para su mamá y su papá, quien falleció hace tres años, ya que sus tres hermanas mayores son tituladas.

Pero combinar el entrenamiento con sus estudios no es una corrida fácil.

De lunes a viernes, por las tardes, dedica cuatro horas diarias a entrenar. Corre de siete a ocho kilómetros, juega frontón y realiza actividades de salón, en las que practica con un compañero que la hace de toro.

Para mejorar su condición física, tres veces por semana se levanta más temprano para subir el Cerro de la Silla.

Responsabilidad, disciplina, dedicación y sacrificio le han permitido sobresalir tanto en el ruedo como en la escuela.

"El entrenamiento siempre ha sido parte de mi vida. En época de exámenes entreno sólo dos horas para poder cumplir con mis estudios, es difícil porque a veces llego tan cansado del entrenamiento que sólo quiero dormir, pero ni modo, tengo que hacerle así".

Cuando lo invitan a fiestas y reuniones debe organizar su tiempo, porque si tiene corrida no puede desvelarse, o si va a presentar algún examen dedica primero un tiempo al estudio y después a su vida social.

"Las veces que...

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