Más allá del Momento Mexicano

Por José Luis de la Cruz Gallegos*MÉXICO, D.F., enero 5 (EL UNIVERSAL).- La reconstrucción de la economía nacional requiere más que un momento de cambios a un modelo que tiene una enorme deuda en términos de desarrollo económico. Después de treinta años es claro que la exportación de importaciones no es suficiente para que México alcance los niveles de crecimiento que requiere su sociedad.

La precarización del mercado laboral, particularmente del salario mínimo, es el mayor reflejo de los saldos negativos acumulados, una afectación que se puede extender a todas las remuneraciones y prestaciones sociales que reciben los trabajadores.

Lejos de avanzar, el poder adquisitivo de sueldos, salarios y prestaciones sociales va en retroceso, generando un círculo vicioso estructural de pobreza. Lamentablemente solventar dicha situación escapa de medidas que no sean integrales, el presupuesto público no es la solución para enfrentar las restricciones que viven los mexicanos marginados.

Encontrar una solución sustentable requiere la implementación de un nuevo modelo económico con objetivos de desarrollo social, una nueva estrategia con sólidas bases productivas, con fundamento en lo creado y hecho en México.

Mayor valor agregado, contenido nacional en las exportaciones y encadenamiento productivo son los pasos que se deben dar para generar crecimiento económico. Sin embargo, no es lo único.

Tienen razón quienes señalan la urgente necesidad de incrementar el poder adquisitivo de los salarios. El problema es que también la tienen quienes indican que ello no se puede lograr por decreto, básicamente porque la mayor parte de las empresas, que son micronegocios y pequeñas unidades productivas, no tienen la capacidad financiera para hacerlo.

La formalización de la economía es necesaria, pero existen limitantes: durante treinta años se gestó una economía paralela que fue la válvula de escape a las reiteradas crisis que ha vivido el país.

Sin empresas nacionales sólidas, productivas y competitivas, es difícil generar progreso y desarrollo. La inversión extranjera no es la solución si no complementa a la inversión privada y pública nacional. No son sustitutas ni pueden avanzar por rutas separadas.

El 2014 representó el mejor ejemplo de que no se puede conducir el país en base a expectativas, aun cuando se cumplió el escenario de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR