Alimentos ultraprocesados atrapan a mexicanos

Berenice González Durand

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 24 (EL UNIVERSAL).- Una mordida no basta: son exageradamente sabrosos o eso nos hacen creer. Tras la explosión de chocolate y crema batida o el adictivo crujir de una papa frita hay una larga lista de grasas, almidones, aglutinantes, azúcares, emulsificadores, saborizantes, solventes, aromatizantes, espesantes y estabilizadores mediante los que son procesados para recrear una deliciosa fantasía que inunda 80% de los estantes de los supermercados también en forma de galletas, cereales, jugos, tartas, frituras, helados y cientos de productos seductores.

Los llamados alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales hechas a partir de sustancias derivadas o sintetizadas de diversas fuentes orgánicas. La mayoría de estos productos contienen pocos alimentos enteros o ninguno, y tienen un muy bajo valor nutricional, como unas papas fritas. Mientras que un producto procesado es un alimento alterado por la adición de alguna sustancia que generalmente prolonga su duración, pero que conserva su identidad básica, como unas verduras congeladas.

Los ultraprocesados son diseñados mediante la ciencia de los alimentos y otras tecnologías y tienden a distorsionar los mecanismos del aparato digestivo y el cerebro. Las señales de saciedad y control del apetito quedan a su servicio. No es publicidad, el que no se pueda comer solo uno está en su creación.

Instituciones como la FAO han alertado por el aumento de su consumo en todo el mundo, principalmente en los sectores de menos ingresos, favoreciendo la obesidad, uno los de los problemas de salud pública más graves de México, donde es considerada una epidemia con cifras que alarman y no disminuyen: más de 70% de la población tiene sobrepeso u obesidad, somos el primer lugar mundial en obesidad infantil y hay más de 10 millones de personas con diabetes.

El documento de la OMS Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas los describe: "Son característicamente grasosos, salados o azucarados, y bajos en fibra alimentaria, proteínas, diversos micronutrientes y otros compuestos bioactivos. Su verdadera naturaleza suele disimularse mediante un sofisticado uso de aditivos. Si bien algunos de estos aditivos son inocuos, la seguridad de otros, solos o combinados con diversas sustancias alimentarias, se desconoce o está en entredicho".

Amor a la primera mordida

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