Alertan sobre riesgos de erupción volcánica
| Autor | Patricia López |
En una docena de volcanes activos -aquellos que han tenido al menos una erupción en los últimos 10 mil años- se concentran las mayores probabilidades de una potencial erupción en México, estima el vulcanólogo Hugo Delgado Granados.
"Ante la posible ocurrencia de estos fenómenos naturales, la mejor forma de prevención es el conocimiento científico, a partir del cual podemos saber cómo se origina y evoluciona un volcán y estimar sus ciclos eruptivos", advierte el doctor en geología e investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Los expertos ubican en el Popocatépetl y el Volcán de Fuego de Colima los principales riesgos de una erupción. Por eso en ambos colosos se centra la mayor instrumentación para monitorearlos y "tomar el pulso" de su actividad.
Entre ellos hay diferencias en los ciclos eruptivos, pues mientras el Popocatépetl puede tener una o dos erupciones por siglo, el Volcán de Fuego de Colima puede tener decenas en el mismo lapso.
Otros volcanes activos son el Tres Vírgenes (Baja California), el Ceboruco (Nayarit), La Malinche (Tlaxcala), el Citlaltépetl o Pico de Orizaba y el San Martín (Veracruz), el Nevado de Toluca y el Jocotitlán (Estado de México), el Iztaccíhuatl (Valle de México), el Chichón y el Tacaná (Chiapas).
Los científicos distinguen como volcanes "peligrosos" a los que tienen una mayor probabilidad eruptiva y pueden reactivarse con mayor recurrencia. Y clasifican como "riesgosos" a los que afectan a un mayor número de personas.
"Por la cantidad de erupciones, el Volcán de Fuego es más peligroso, pero el Popocatépetl es de mayor riesgo, pues vive más gente a sus alrededores", explica Delgado, quien enfatiza que el monitoreo incluye ambos conceptos.
Sismógrafos que miden los movimientos "de fondo" en el volcán, inclinómetros que detectan si el cono se "hincha" en sus laderas y estudios de estratigrafía que identifican los diferentes tipos de depósitos que se han formado en el pasado dentro del cono, son algunos instrumentos que ayudan a analizar un volcán, sus características particulares y su comportamiento.
La química de los minerales que los forman permite entender cómo se creó una erupción y qué tipo de gases habitan dentro de la estructura.
"Estos análisis se complementan con datos fijos de ubicación que obtenemos con sistemas de posicionamiento global (GPS). Es un trabajo apasionante, donde se aprende de lo que está escrito en las rocas", afirma Delgado. "Así como un médico toma nuestros signos vitales...
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