Entrevista / Alejandro Jodorowsky / 'Todo un arte desaparece'

AutorAuxilio Alcantar

PARÍS.- Con la muerte de Marcel Marceau se da también la desaparición de la pantomima y la pérdida de un hombre que se entregó completamente a su arte, asegura el escritor, cineasta y tarólogo Alejandro Jodorowsky, quien fue discípulo y compañero de escenario del mimo francés.

¿Cuál es su sentimiento ante la muerte de Marcel Marceau?

Es triste, es como si una parte de tu juventud se fuera con él. Y para mí es más triste todavía, porque con la desaparición de Marceau se da también la desaparición de la pantomima. Todo un arte desaparece.

Quienes no conocimos personalmente a Marceau, pero que vimos sus obras, imaginamos siempre a Bip. Usted, cuando piensa en él, ¿cómo lo ve?

Igual. Marceau fue siempre Marceau, se entregó completamente a su arte y ese es su gran mérito. Es como un violinista que se entrega a su violín. Para Marceau su violín era el cuerpo. Nunca andaba sin sus instrumentos. No había un gesto, no había nada que no fuera el mimo. Cuando uno lo conocía, él era igual que en sus fotos, igual que en los afiches. La peluca de Bip la tenía siempre puesta, porque era calvo. Tenía su peluca puesta y estaba siempre disfrazado de su personaje. Un personaje gentil, poético, de gestos finos, precisos.

El éxito de Marceau fue extraordinario en el extranjero, ¿y en Francia?

Marceau fue muy alabado en todo el mundo menos en Francia. No se puede decir que lo atacaron, pero no contó con el fervor popular que tuvo en otras naciones. No fue profeta en su tierra. En la escuela internacional de mimos le suspendieron el apoyo oficial. Es sólo ahora en el momento de su muerte que se le reconoce, tuvo que morirse para que se reconociera en Francia.

¿Y esto lo sufría Marceau?

Esto le daba rabia. Rabia de no tener el éxito que tenía en Alemania, Japón, Italia, Rusia, Estados Unidos, América Latina, en todos lados donde iba. Él fue el maestro de Michael Jackson, por ejemplo, le enseñó el paso de la Luna. Era muy muy apreciado en el mundo y al llegar a Francia se le trataba como un cómico de Music Hall. ¡Qué pena! Yo lo vi llorar sentado en el lavatorio del camerino del Olimpia porque se había presentado allí y no tuvo el éxito delirante que tenía en sus giras. "¡No es posible!", decía. Pero así son las cosas, ¿no?

¿Cuál es el sketch que más le gustó?

Un número corto que se llamaba Niñez, adolescencia, vejez y muerte. Me parecía extraordinario, el resumen de una vida en dos minutos, una vida entera. Era uno de sus grandes números. También me gustaba el del...

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