Alejandra Rangel / Síndrome del terror

AutorAlejandra Rangel

Los acontecimientos de barbarie que vivimos en México hablan de la liberación de las fuerzas destructivas dentro de la sociedad, y del cambio de paradigmas respecto a la sensibilidad humana al instaurarse el terror y las tácticas de guerra como constantes de la vida cotidiana.

En los últimos cuatro años llevamos alrededor de 25 mil personas asesinadas, hecho que muestra la carencia de racionalidad moral y política de un pueblo, la implantación del poder a través de la violencia y la ejecución de las peores prácticas de la tortura.

Todos los días hay nuevas balaceras, niños traspasados por las ráfagas, jóvenes asesinados mientras festejan, hombres y mujeres decapitados, robos, levantones, testimonios de jóvenes golpeados en cautiverio, narcofosas, armas de alto poder, granadas y artefactos de todo tipo, sin faltar las tablas para maltratar a los secuestrados, instrumentos propios de la inquisición a todas luces incomprensibles. Por qué golpear y por qué tanto odio social.

Ese odio también se observa en la frontera sur de México, donde se tornan cada vez más graves los secuestros a migrantes procedentes de otros países, en especial de Centroamérica. Los golpes y torturas que sufren estos migrantes al ser secuestrados, todos ellos robados, maltratados y violados, hacen que regresen a sus países con serio deterioro físico, mental, emocional; algo indigno para cualquier ser humano.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos presentó un informe calculando en alrededor de 10 mil las víctimas de secuestro migratorio en sólo seis meses. Hay indicios de que algunos de estos países empiezan a mandar notas diplomáticas al Gobierno de México sin ser atendidas; hay analistas que señalan que el número es mayor, sin embargo, el Gobierno no ha querido reconocerlo y le parece que los datos no son confiables. Lo que es indudable es que el tránsito por la frontera sur del territorio mexicano se ha vuelto infernal y violatorio de los derechos humanos.

A la luz de estos hechos, el modelo de gobernabilidad del País resulta ser el terror. En la antigüedad los romanos tenían sus foros y ofrecían sus fiestas y espectáculos para canalizar la pasión primitiva de los hombres, el gusto por la sangre y el sufrimiento, la competencia; se trataba de espacios abiertos a manera de catarsis pública. Hoy el problema es que en nuestras ciudades los escenarios de muerte se construyen todos los días en distintos entornos: carreteras, fiestas, calles, colonias, según se requiera.

Se...

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