Alejandra Rangel / Viejos nuevos disfraces
Autor | Alejandra Rangel |
Igual que al terminar algún proyecto de vida, al finalizar un año queda la necesidad de preguntarnos y hacer un repaso de los acontecimientos, tal vez con el fin de atrapar el tiempo y lograr comprender mejor nuestras circunstancias.
Hoy, a punto de iniciar un 2018 con augurios mundiales nada estimulantes y lecturas obligadas de los cambios que estamos viviendo, es cuando nos esforzamos por entender lo que sucede en el mundo y en el País.
Es claro que, pese a las advertencias históricas, repetimos las mismas escenas una y otra vez, como si fueran nuevas, pero son las mismas con distintos disfraces.
Universos cada vez más caóticos y desiguales en sentido social, cultural y económico, marcados por un rechazo hacia la diferencia, sea ésta racial, de color de piel, lengua, procedencia. Guerras discriminatorias y absurdas que han provocado un éxodo de refugiados cuyos rostros muestran el hambre de millones de niños olvidados.
Grupos armados y tácticas terroristas para aniquilar al otro por considerarlo un infiel y no ver la vida como ellos quisieran. La avaricia que ha sido una constante de la humanidad donde la mayoría de la riqueza es manejada por un porcentaje ínfimo a escala mundial.
Y ahora el surgimiento de un Presidente norteamericano indecoroso que se ha ido posicionando con sus discursos y extravagancias hasta acabar convenciendo al mundo, o al menos a una parte de él, de sus disparates.
¿Por qué hemos provocado estos movimientos de odio y rechazo, dirigidos también contra la sobrevivencia del planeta y de su vida que es la nuestra? Los incendios, terremotos, inundaciones y huracanes amenazan cada temporada, llenos de fuerza. Pero seguimos sin poner atención.
Hemos perdido el rumbo y somos más destructivos, la amenaza de un mundo automatizado, las armas nucleares, así como la falsedad de noticias y mensajes vía redes sociales y medios de comunicación se instalan en las sociedades y las hunden en la incertidumbre. La sospecha de vivir asediados y observados en cada uno de nuestros movimientos y contactos, el desfase entre la verdad y la mentira, todo se ha vuelto tan relativo.
En estos momentos no podemos dejar de ser críticos, esto es de argumentar y estar atentos a la realidad que se vislumbra no...
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