Alejandra Rangel / ¿Quiénes quedan fuera?

AutorAlejandra Rangel

A través de la historia los grupos humanos han viajado en busca de nuevos territorios con el fin de mejorar la calidad de vida, las relaciones comerciales y económicas, así como para protegerse de la guerra, enfermedades y pobreza. Por ello las diásporas han sido una constante en la formación de países y culturas.

Las migraciones en nuestra época han aumentado por la globalización que permite una mayor información de las condiciones de desarrollo y avances en otros países, facilitando a muchos jóvenes y familias emigrar hacia distintos continentes con el propósito de intentar nuevas oportunidades.

En la actualidad existen intercambios educativos y tecnológicos al mando de ejecutivos de distintas nacionalidades y ciudades más cosmopolitas, con puntos de interés en la producción, financiamiento o inversiones, así como en relaciones artísticas y culturales.

Entre más se preparan los jóvenes, más posibilidades tienen de migrar, lo que en casos como el de México, no es siempre alentador, pues se van los mejores, mientras continúan las graves condiciones de pobreza de más del 50 por ciento de nuestra población y las circunstancias tan adversas para buscar su crecimiento.

Si analizamos las nuevas políticas de deportación y encarcelamiento de indocumentados que cruzan a Estados Unidos, encontramos problemas muy serios de abuso, tolerancia cero y la inhumana separación de las familias en las que hemos constatado acciones llenas de crueldad hacia los niños/as.

¿Por qué se deben considerar ilegales a las personas que llegan a otras tierras? ¿Quién define las fronteras y los que sí entran y quiénes quedan fuera? Son todas esas arbitrariedades que nos enseñan y nos obligan a ver el mundo bajo esas visiones. Son concepciones racistas y clasistas.

Los europeos, asiáticos, algunos árabes, sobre todo con dinero, no tienen problemas, y los casos de africanos en Norteamérica son diferentes a los que intentan atravesar el Mediterráneo y llegar a Europa.

El Mediterráneo se ha convertido en un gran cementerio donde miles de seres humanos en pobreza dejan sus vidas, mientras los turistas pasean en grandes barcos por las islas. Y aunque existen organizaciones humanitarias que han podido rescatar algunas balsas, los países de la costa no los...

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