Alejandra Fosado/ Consulta oportunista

AutorAlejandra Fosado

La pena de muerte es considerada válida para ciertos delitos graves en la Constitución mexicana. Sin embargo, ningún Código Penal la establece. Su aplicación es letra muerta. Este hecho no resulta nada extraordinario ni sorprendente si sabemos que, según Amnistía Internacional, 74 países de todo el mundo la habían abolido por completo en 2001. Ese año hubo 3 mil 48 ejecuciones, 90 por ciento de ellas en China, Irán, Arabia Saudita y Estados Unidos. Los casos en los que todavía se aplica tienen que ver con motivos que van desde castigar los crímenes más violentos, hasta aplicar la lapidación por argumentos tan absurdos como el adulterio.

La gran conclusión es que la pena de muerte es innecesaria.

Más allá de principios morales o de creencias religiosas o de juzgarla desde una perspectiva ética, la pena de muerte ha demostrado ser ineficiente para combatir los índices de delincuencia. Su aplicación resulta incongruente desde el momento en que supone que sea el propio Estado quien ejecute el mismo acto que la ley condena.

Diversos acontecimientos -empezando por la alternancia o el "cambio" en el gobierno- demuestran que la sociedad mexicana intenta abrirse, o que por lo menos empieza a cuestionarse sobre temas complejos como la diversidad sexual, la lucha contra la discriminación y la redefinición de los "nuevos derechos".

La sociedad mexicana se preocupa por temas que tienen que ver con cambiar las percepciones que no nos dejan avanzar hacia un esquema de pensamiento y de relaciones más libres entre las personas, incluyendo los desiguales niveles de ingreso, la interlocución y participación entre gobernantes y gobernados, y las causas que genuinamente originan la delincuencia.

Al Congreso de la Unión han llegado nuevas iniciativas de ley acordes con los tiempos en los que vivimos como la de Acceso a la Información Pública o las referentes a regular el uso del genoma humano. Sin embargo, dos partidos políticos vienen a encender el debate en torno a una discusión que ya estaba cerrada, acaso con el afán de ganar unos cuantos votos.

La alianza PRI-PVEM en el Estado de México ha presentado una publicidad fuerte, impactante y provocadora, a costa de vulnerar la sensibilidad de una sociedad oprimida por la violencia. Ante la falta de soluciones para dar paso a la reforma del Estado y a un esquema eficiente en el sistema de justicia, ambos recurren a propuestas primarias y retrógradas que en nada ayudan a alcanzar un ambiente progresista o acaso de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR