Alejandra Cantú Bustamante / ¿Por qué hasta ahora?

AutorAlejandra Cantú Bustamante

El miércoles pasado nos enteramos, a través de Instagram, de que Mariel, la hija de Samuel García y Mariana Rodríguez, lleva varios días con tos y problemas respiratorios derivados, según le dijo su neumólogo pediatra, de la contaminación ambiental.

Mientras escuchaba su mensaje pensaba: ¿será que la pequeña Mariel está sufriendo las consecuencias de la operación de la refinería de Cadereyta?

Porque respirar dióxido de azufre causa precisamente tos y dificultad para respirar, por la irritación e inflamación de nariz, garganta y pulmón que produce.

El dióxido de azufre es un gas tóxico generado principalmente por la quema de combustibles fósiles que puede causar graves problemas de salud, dependiendo de su concentración y el tiempo de exposición, incluso estando a grandes distancias de la fuente emisora que, en este caso, es esta refinería, que emite más del 90 por ciento del dióxido de azufre al aire que respiramos quienes aquí vivimos.

Quizá ahora nuestro joven Gobernador, quien se estrenó como papá hace solo un año, pueda entender mejor la angustia y frustración de miles de padres y madres regiomontanos al ver a los propios hijos enfermos por esa misma causa.

Al igual que Samuel y Mariana, nos desvelamos cuando nuestros pequeños no pueden dormir por la tos, y nos preocupamos por verlos cansados y constantemente medicados, con la diferencia de que nadie se entera porque no sale en todas las noticias y redes sociales.

Lo que al parecer es nuevo para él, lo venimos padeciendo miles de familias de Nuevo León desde hace años.

La contaminación ambiental afecta a toda la población, pero a quienes más perjudica es a los niños.

Entre otras cosas, porque los contaminantes inflaman sus pequeñas vías respiratorias, dificultando la respiración, y muy especialmente, porque sus sistemas respiratorio e inmunológico no han madurado completamente, haciéndolos más propensos a infecciones que puedan llevarlos al hospital. Además, está comprobado que puede inflamar el cerebro, disminuyendo su capacidad de aprendizaje y haciéndolos más susceptibles a ansiedad y depresión.

Peor aún, a la larga es factor importante en casos de neumonías, cáncer, infartos repentinos y otros padecimientos graves.

Aprovecho para adelantarles, Samuel y Mariana, que la situación no mejora. En todo caso, lo más probable es que empeore.

Y aun cuando, Dios mediante, su hija no sea propensa a desarrollar asma u otras enfermedades respiratorias o alérgicas, seguramente llegará el momento...

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