La alegría fue el signo que definió su vida: Villoro

CIUDAD DE MÉXICO, abril 13 (EL UNIVERSAL).- Sergio Pitol tuvo grandes amigos siempre, y ellos recordaron este jueves su alegría, fortaleza y pasión por viajar, y hablaron de sus libros.

"Fue una gente extraordinariamente alegre, se enfrentó al sufrimiento y a los dolores de la vida con una alegría rebelde y desafiante", contó Juan Villoro de su amigo y maestro de la vida y de las letras. "Una de las cosas más importantes en la literatura de Pitol es esa pasión carnavalesca por la vida y creo que debemos recordarlo así, no en clave dramática sino en la clave festiva que siempre quiso impregnarle a sus libros".

Villoro conoció a Pitol cuando tenía 20 años y desde el principio, evocó, lo trató como si fueran cómplices del mismo oficio y hubieran vivido muchas cosas juntos: "Se convirtió en un maestro vital para mí no solamente como escritor, sino con esta actitud poco frecuente entre los artistas y los escritores de entender que la alegría y la dicha son formas de la rebeldía, de la disidencia. Fue una persona llena de sentido del humor, con gran gusto por los viajes, por los animales, la música, la comida, una persona extraordinariamente vital".

Juan vio a Sergio por última vez en noviembre del año pasado. Lo visitó en su casa de Xalapa donde hoy falleció a los 85 años de edad. "Lo encontré escuchando música y pude estar otra vez ante su sonrisa. No hablaba pero todavía se comunicaba con el signo que definió su vida que fue la alegría y su actitud sonriente y desafiante incluso en los momentos más duros".

Juan Villoro resaltó la pasión con que descubría a nuevos autores, a Mario Bellatin o a Álvaro Enrigue, de quienes fue su amigo".

Como narrador, Villoro considera que Pitol renovó la literatura ejerciendo una mezcla de géneros muy interesantes que sólo a él le estaba concedida, que sus libros "El desfile del amor", "El arte de la fuga" o "El mago de Viena", se benefician de una mezcla de ensayos, narrativa y autobiografía.

A la traducción se dedicó mucho tiempo en cuerpo y alma: "Yo fui jurado del Premio Cervantes que el ganó en 2005 y una de las cosas que más se valoró en su trayectoria fueron los cerca de 100 libros que tradujo al español de unas cinco lenguas diferentes. A quienes tratábamos de traducir nos estimulaba, él consideraba que no hay mejor escuela para un escritor que la traducción porque es la única oportunidad de meterse auténticamente en las tripas de otro autor".

El amigo de Margo.

"Me da una gran pena perder a un gran...

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