Se le fue la alegría

AutorNorma Angélica Herrera

SANTA CLARA OCOYUCAN.- José Luis Tehuatlie Tamayo era el respaldo de su madre, la alegría de su familia y la fuerza de su hogar.

Desde niño, debido a que su padre salía a trabajar, asumió el papel de protector de su madre Elia Tamayo y de sus cuatro hermanas.

La familia de José Luis lo describió como un niño como tierno y ocurrente, quien siempre tuvo la ilusión de sacar a su familia adelante.

Por sus ganas de ayudar en los problemas económicos de su casa, buscó trabajó en el campo y en la albañilería, además de que crió becerros para después venderlos.

Aunque José Luis ayudaba en ocasiones a su familia con dinero, su madre siempre le pidió que no abandonara los estudios, pues no quería que sufriera las carencias que vive su padre por contar con instrucción.

"A mis hijas les decía 'mamitas vénganse, les voy a dar un abrazo de oso' y siempre las apretaba, era bien cariñoso, un niño muy chistoso y amable con toda la gente", recordó su madre.

José Luis vivía junto con sus hermanas en un cuarto que construyó su padre con el dinero que ganó durante tres años al trabajar en granjas de pollos en Estados Unidos.

Normalmente, el niño compartía su cama con sus cuatro hermanas; cuando no estaba su papá, porque iba a Veracruz a cortar café, dormía con su mamá.

En la escuela llevaba buenas calificaciones y siempre apoyaba en las actividades escolares.

El joven estudiante de secundaria tenía la ilusión de ser médico para curar el dolor de la gente y anhelaba...

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