Aldo Flores Quiroga / Inversión energética: lo mejor está por venir

AutorAldo Flores Quiroga

Está de moda el lamento por el desplome de los precios del petróleo. Unos lo invocan como una maldición que acostumbra visitar al País cuando las cosas están por ponerse bien. Otros sugieren que reduce el atractivo de invertir en México y que fue un mal momento para iniciar las rondas de licitación de bloques petroleros. Otros más apuntan a los recortes necesarios en el gasto público para mantener el equilibrio fiscal.

Es cierto, el sector petrolero y el gasto público deben ajustarse a esta realidad, pero el atractivo de invertir en México va más allá del precio del barril de crudo, que por cierto se ha desplomado para todos y volverá a subir para todos. Cuentan más las ventajas estructurales del País, como la integración a la cadena de valor norteamericana, la más grande de mundo; los tratados de libre comercio que permiten importar y exportar materiales, equipo, servicios, productos de más de 40 países sin aranceles; los acuerdos de inversión y doble tributación que facilitan a las empresas mover sus tecnologías y capital entre fronteras; el propio tamaño del mercado mexicano, con su millones de consumidores y miles de técnicos e ingenieros que se gradúan cada año de la universidad; y la estabilidad geopolítica del Golfo de México. Pocos países con la riqueza energética de México pueden ofrecer lo mismo.

Quizá hubiera sido más fácil llamar la atención de más compañías con un precio del barril a 100 dólares, pero es discutible. La competencia por atraer capitales se hubiera intensificado porque los países petroleros ofrecerían el mismo precio alto como ventaja. La certidumbre legal, la calidad de las reglas y los costos de producción del barril de petróleo son los que realmente diferencian a los países entre los inversionistas, no el precio del petróleo en el corto plazo. En los tres rubros México queda bien parado.

México ofrece una estrategia amplia y mayor certidumbre legal y económica que otros países justo cuando los inversionistas andan por el mundo en busca de estabilidad, un bien escaso hoy día si miramos a otras latitudes. No es una oferta perfecta, pero es competitiva. Al abrir el sector en su conjunto, México envía una señal respaldada en la Constitución sobre la orientación de su política energética. Para una industria como la petrolera, cuyos proyectos son caros, que maduran en períodos de 5 a 10 años y tienen vida útil que puede durar décadas, la credibilidad de esta señal cuenta, como cuentan la transparencia de los procesos...

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