Aldo Farías / Resiliencia

Esta semana tuvimos la oportunidad de charlar en formato podcast con el boxeador mexicano Jorge Arce y, fiel a su estilo, el multicampeón nos dejó algunas enseñanzas implícitas en su folclórica forma de expresión.

El "Travieso" recordaba las primeras ocasiones en las que regresó a su tierra (Los Mochis, Sinaloa) como campeón del mundo. Políticos, empresarios, artistas, falsos amigos y miles de aficionados lo esperaban desde la puerta de salida del aeropuerto coreando su nombre en busca de llevarse un pedazo del champ.

Las fiestas acompañadas de adulación se metieron rápidamente en su cabeza, pero bastó su primer gran derrota para aterrizar.

El contraste al regresar a casa era palpable desde sus primeros pasos; se acabaron las fotos de bienvenida al aterrizar, la calurosa bienvenida del público y obviamente la presencia de los poderosos que en cuestión de una pelea a la otra se habían olvidado de su boxeador.

Esta vez no sonaba la banda ni las multitudes gritando su nombre, Arce podía contar con los dedos de sus manos a los familiares y amigos que habían ido a recibirlo en la derrota.

Al "Travieso" le afectó más el abandono que la derrota en el ring, sin embargo bastaron algunos días de depresión para comenzar a canalizar su primer gran caída hacia algo positivo.

Académicamente le llamamos resiliencia, pero en ese momento tan solo se trataba de un hombre aprendiendo empíricamente a vivir. Ahí comprendió que no era invencible, que tenía que ser responsable con los efímeros privilegios que entregaba su carrera, y más...

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