La Alcazaba / ¿Confrontado?

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

Algunos jefes utilizan la confrontación como una herramienta para atacar a sus subordinados creyendo que ésta contribuirá al logro de las metas.

La idea que se tiene de la confrontación es que es un instrumento agresivo que debe poner al confrontado entre la espada y la pared atrapándole en sus debilidades, de manera que se entiende más como un castigo que como un instrumento para el desarrollo. Manejarla así afectará de manera negativa el clima laboral y generará conflictos.

La confrontación debe estar basada en un profundo entendimiento de los sentimientos, experiencias y conductas del trabajador que le inviten a retos y acciones.

La confrontación consiste en desenmascarar de manera responsable las discrepancias, distorsiones, juegos y cortinas de humo que los empleados utilizan para esconderse de un autoentendimiento y evadir un cambio constructivo de conducta.

Bien encauzada, la confrontación impulsa el aprendizaje, el desarrollo de habilidades y la modificación de actitudes en proyectos de trabajo.

La confrontación debe buscar la explotación de las áreas semiutilizadas con el propósito de convertirlas en verdaderas potencialidades. Esto significa dejar de echarle en cara a los empleados los aspectos deficitarios que posee para buscar sus fortalezas.

Ahora bien, no siempre hay lugar para una confrontación. Esta debe realizarse cuando existen discrepancias entre lo que se piensa, se siente, se dice y se hace, o bien, cuando hay divergencias entre la visión que tenemos sobre nosotros mismos y la de los otros acerca de nosotros, entre lo que somos y lo que deseamos ser, entre lo que realmente somos y lo que creemos que somos.

Las discrepancias resultan obvias cuando por ejemplo se está enojado y desmotivado por un mal clima organizacional y se dice que se trabaja muy a gusto en la empresa, cuando un jefe exige puntualidad a su personal y llega tarde, cuando quien pide un alto estándar de desempeño es experto en tortuguismo, cuando se pide al trabajador que cumpla con las cargas de trabajo dentro de la jornada laboral y quien lo solicita suele quedarse tiempo extra.

Otro aspecto a confrontar es cuando existen distorsiones, es decir, cuando por algún motivo las personas no enfrentan las cosas tal y como son y tienden a distorsionarlas.

Por lo regular, la forma en que un individuo ve el mundo es un indicador de sus necesidades. Por ejemplo, cuando un jefe dice respetar a un subordinado y actúa solicitándole labores injustificadas fuera de su...

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